04/May/2024
Editoriales

Una crisis acaba hasta con las fortunas

Los grandes capitanes de empresa lo saben, si sobreviene una crisis económica grande a consecuencia de la Pandemia o de algún conflicto bélico, todo su imperio puede derrumbarse.

Desde luego que las circunstancias son diversas, pues quienes estén dentro de los rubros indispensables para la recuperación económica o sanitaria, normalmente es al revés, sus empresas terminan fortalecidas.

Pero esa posibilidad no está en sus manos decidirla, pues la historia registra casos dramáticos, como el que sucedió en Estados Unidos con la Gran Depresión de 1929.

Luego de la Primera Guerra Mundial se desequilibaron las finanzas del mundo; Europa quedó muy dañada y eso permitió el nacimiento del poderío norteamericano, pues sólo Estados Unidos y Japón no fueron participantes directos del enorme conflicto bélico.

En el año de 1923 había personajes cuya fortuna era enorme, por ejemplo, Charles Schwab, presidente de la mayor compañía de aceros; Edward Hopson, presidente de la más grande compañía de gas; Richard Whitney, presidente de la Bolsa de Comercio de Nueva York; Arthur Cooger, el mayor especulador de trigo en Estados Unidos; Cosabee Livermore, el mayor ganador de Wall Street.

Sin embargo, seis años más tarde colapsó la economía y la caída de la Bolsa de Valores de Nueva York en octubre de 1929 fue espectacular. Las economías de todas las naciones cayeron estrepitosamente pues el comercio se redujo a la mitad, el desempleo llegó en Estados Unidos al 25% (imagínese en qué niveles andarían las naciones pobres), y la caída en la demanda despedazó a las industrias que estaban en auge.

Los resultados fueron que mucha gente murió de hambre, la clase media prácticamente desapareció y muchos ricos perdieron sus fortunas.

Tan solo ‘nuestros amigos’ sufrieron lo indecible: Charles Schwab murió en la extrema pobreza, Edward Hopson se volvió loco, Richard Whitney que cayó en la cárcel, fue liberado años después, tan solo para morirse en su casa; Arthur Cooger murió en el extranjero sin un dólar en su cartera; Cosabee Livermore se suicidó, al igual que el presidente del Banco de Cooperación Internacional.

En tan solo un sexenio todo puede suceder, pues algunos otros empresarios amasaron grandes fortunas con la recuperación económica, sólo que ese proceso fue mucho muy largo, mientras el Crack o ‘martes negro’ fue veloz como un rayo fulminante.