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Pide Arzobispo de Monterrey reconocer dignidad e importancia de la mujer

El Arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, señaló que como es una tradición, el primer domingo del mes de marzo, dentro de la Iglesia, festejamos el Día de la Familia, celebración que, en esta ocasión, adquiere una especial relevancia ya que en este mes inicia también, el 19 de marzo, solemnidad de San José, un año especial dedicado a la reflexión de la familia, el cual concluirá en junio del 2022, dentro del X Encuentro Mundial de las Familias  que se realizará en Roma, Italia.

 En este año jubilar, el Papa Francisco nos invita a “redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones, abriendo horizontes de esperanza (…) la vida en familia ayuda a que los afectos sean profundos y puros y, aunque a veces se discuta, ayuda a que el perdón prevalezca sobre las discordias y a que la dureza cotidiana del vivir sea suavizada por la ternura mutua y por la serena adhesión a la voluntad de Dios”.

 Cabrera López invitó a toda la comunidad a que nos unamos a las actividades que la Pastoral Familiar estará organizado en todas las parroquias y a nivel diocesano, algunas de las cuales ya han iniciado a través de nuestro Canal Digital Arquidiocesano y que están abiertas a todos.

 También comentó que este tiempo, será también una buena oportunidad para reflexionar en el importante papel de la mujer, no solo en la familia, sino en el mundo entero.

 Por lo que, aprovechando el marco que nos brinda la celebración de mañana, del Día Internacional de la Mujer, presentó su carta pastoral en la que reflexionó sobre la dignidad y la importancia de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.

 Hoy en día, las mujeres tienen una concepción más clara y profunda de su ser mujer, y eso lo valoramos y agradecemos. Ellas son ejemplo de cómo superar obstáculos que impiden el sano desarrollo de sus potencialidades.

 Desde nuestra fe, reconocemos que entre esas potencialidades son fundamentales los dones del Espíritu Santo, que asiste a cada bautizada para que pueda realizar su llamado a la santidad, su vocación específica y para colaborar en el desarrollo de la humanidad y de cada sociedad, así como en el desarrollo de la tarea evangelizadora de la Iglesia.

 Reconocemos la legitimidad de sus sueños. Asimismo, nos condolemos y reprobamos todo acto de violencia hacia la mujer en la sociedad y, todavía más, cualquier acto de discriminación y violencia que se haya realizado en nuestras instituciones arquidiocesanas.

 La Iglesia quiere ayudar a un conocimiento más profundo de la riqueza del ser de la mujer, que, unida a la riqueza del ser del varón, manifiesta la plenitud de ser personas y de ser hijos de Dios. Solo juntos, mujeres y hombres, pueden emprender el camino a una sociedad más justa y fraterna, sobre todo dando testimonio del amor de Dios por el ser humano.

 Vivimos momentos históricos, por lo que en nuestra Arquidiócesis, siempre unida al Magisterio de los Sumos Pontífices, acogemos la invitación que nos hacen para reconocer y valorar las cualidades de la mujer en la pastoral, depositando en ellas facultades de decisión en diversos ámbitos de la vida de la Iglesia.

 Además manifestó que algunos de los fieles han expresado su admiración ante las indicaciones que un servidor ha dado a conocer en días pasados, respecto a la participación de la mujer en actividades en las que no era común que realizaran anteriormente, por lo que es importante decir que, aunque para muchos puede parecer una novedad, desde hace tiempo se han vivido experiencias en algunas de nuestras parroquias, en las que laicas y consagradas han compartido su fe en ejercicios espirituales y retiros.

 Las actividades que realizarán algunas hermanas durante la Semana Santa, no suplirán el ministerio que realizamos los obispos y sacerdotes, es sencillamente un momento en el que podemos dar una paso adelante en cuanto a la participación de la mujer y que esta debe ser vista con alegría y esperanza por la bendición que obtendremos al escuchar sus testimonios de fe y vida.

 Todas estas decisiones, son fruto del discernimiento pastoral que realizamos siempre en comunión. Teniendo la gracia de contar con el Consejo Pastoral de Mujeres, que ha sido creado para estudiar, discernir y sugerir acciones pastorales que fortalezcan nuestro caminar como Iglesia.

 De la misma manera, pidió al Centro Pastoral de Investigaciones un trabajo en el que se estudiará la situación de la mujer en la actualidad de nuestra Arquidiócesis, con el fin de responder de manera más efectiva y colaborar en la búsqueda de una mejor atención a sus necesidades.

 Señaló que próximamente establecerá la escuela de Ministerios Laicales, con el fin de que hombres y mujeres puedan recibir la específica formación en los ministerios de lector y acólito, como agentes pastorales de la Palabra y la vivencia de la Eucaristía.

 Más adelante se llevará a cabo un Congreso Arquidiocesano sobre la Dignidad de la Mujer y una Jornada Arquidiocesana por la Dignidad de la Mujer en torno a la Fiesta de Nuestra Señora del Roble (18 de diciembre).

 Finalmente dijo que mañana lunes se celebrará la Santa Misa junto a las colaboradoras de la Curia, pidiendo especialmente por todas las mujeres que dignifican, con su ser, a la humanidad entera, en especial por quienes han fallecido y por quienes continúan enfermas de COVID-19, así como por toda la Iglesia y sociedad para dar un paso en la comprensión de sus búsquedas para aprender a amarlas y acompañarlas a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo.

 Finalmente el Arzobispo de Monterrey pidió a la Virgen del Roble que nos cubra con su manto, y que nos ayude a reconocer cada día más la dignidad e importancia de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.