Esta ley nos indica que si algo puede terminar mal, terminará mal. Se utiliza mucho entre los proyectistas y diseñadores para que analicen muy bien su proyecto, con ojos críticos antes de convertirlo en realidad. No está claro quien fue Murphy; algunos dicen que era un dibujo animado que se utilizaba para mostrar el camino inverso y así identificar lo que no se debía hacer. Otros hablan de William Laurence Murphy, quien inventó la cama que se empuja para levantarla y se queda pegada a la pared. Ese producto tuvo mil fallas que terminaban con la cama cayendo encima de las personas desprevenidas. Y hay otro candidato que se llamaba Edward Murphy, un ingeniero norteamericano en aeronáutica, quien hacía demostraciones de laboratorio con experimentos que siempre fallaban. Este tipo fue el pararrayos de cuantos proyectos fallaban, y el inspirador de frases ideadas por ingeniosos colegas suyos.  Entre ellas están: Siempre llueve cuando lavas tu automóvil. Si todo anda muy bien, es que algo has olvidado. El teléfono suena solo cuando estás en el baño. Y así por el estilo, los principios de la Ley de Murphy no tienen límites ni rubros ajenos, en todas partes podemos ver su aplicación… aunque no sepamos de dónde viene tanta sabiduría.