26/Apr/2024
Editoriales

Bahía de Cochinos

Desde que triunfó la revolución cubana con Fidel Castro a la cabeza, comenzaron los problemas entre Cuba y Estados Unidos. Castro nacionalizó el capital norteamericano de la Isla y expropió propiedades y empresas estadounidenses asentadas en Cuba. La reacción del Tío Sam fue dejar de comprarle azúcar a Cuba, que era su principal fuente de divisas, y dejaron de venderle petróleo. Castro, engallado, agarró al león de la cola, pidiendo apoyo a la URSS, y lo consiguió.

El mundo vivía tiempos de guerra fría, y Estados Unidos no podía aceptar que a menos de 200 kilómetros de su territorio hubiera un aliado de su rival. Así que el presidente Einsenhower, héroe de la 2ª Guerra mundial, pidió a la CIA que solucionara el enojoso asunto cubano. Para septiembre de 1960 ya estaba en marcha la Operación Pluto que reclutaba a cubanos exiliados en EUA, para invadir la Isla. Se entrenaron en Guatemala y en Nicaragua.

En el ínterin murió Carlos Rafael Santana Estévez, el combatiente número 2506, por lo que así se denominó a la brigada. El 17 de abril de 1961, mil 400 exiliados cubanos desembarcaron en Bahía de Cochinos. Sin embargo, hubo varios elementos en su contra, como que el fango del terreno –que propició el nombre de la bahía- era más dificultoso de lo previsto. Además, Castro ya los esperaba, pues el periodista argentino Rodolfo Walsh había interceptado y decodificado un mensaje proveniente de Guatemala en la que se decían los datos generales. Castro inició una campaña de detenciones masivas de opositores internos, además movilizó a 20 mil hombres entre soldados y cubanos libres que lo apoyaban.

En Estados Unidos hubo cambio de presidente y al llegar John F. Kennedy lo primero que hizo fue reducir los recursos a la brigada pues podría quedar exhibido su país a nivel internacional. Dio instrucciones de que nadie hablara de esa operación, pero la prensa de Florida seguía puntualmente al dirigente de los exiliados cubanos, José Miró Cardona, quien iba a ser el sustituto de Castro. Todo comenzó a ir mal con el bombardeo a la flotilla de aviones de Castro, pues los ocho bombarderos dejaron casi intacta la flota mencionada, y eliminó el factor sorpresa. El ataque se resolvió en 66 horas, perdiendo la vida cuatro pilotos y 114 brigadistas, además fue detenido el resto de la brigada. Por el lado cubano murieron 156 personas. Robert Kennedy se avocó a negociar con Castro y consiguió que, a cambio de 53 millones de dólares entre medicinas, alimentos y tractores, los liberaran. Castro fue derrotado sólo por el tiempo, pues murió hasta 2016, después de dejar en el poder a su hermano y actual líder Raúl Castro.