El presidente Emilio Portes Gil sufrió en 1929 un atentado como respuesta al fusilamiento de José de León Toral, asesino del presidente electo Álvaro Obregón. La Liga de la Libertad Católica le pagó 300 pesos a Fernando Islas, joven de 17 años, para que dinamitara el tren presidencial. Recordemos que esta organización extremista había solicitado el indulto de León Toral pero no procedió y el fusilamiento se llevó a cabo.

El 10 de febrero de 1929 Portes Gil viajaba con su esposa y su hija Rosalba de dos años de edad, y al llegar al punto del kilómetro 327 entre las estaciones de Comonfort y Rinconcillo, en Guanajuato, a eso de las seis y media de la mañana hubo una fuerte explosión de dinamita pero en el atentado salió ileso el presidente EPG, su familia, y varios miembros del gabinete que le acompañaban. Sin embargo, murió el garrotero Agustín Cárdenas, se destruyeron dos carros pulman, la locomotora y el tanque. Esta narración la hace el mismo Emilio Portes Gil en “Historia vivida de la Revolución Mexicana”, México, Cultura y Ciencia Política, 1976 pp 591-592.