06/May/2024
Nacional

Para Expansión el Covid-19 y no la corrupción dominó el II Informe de AMLO

El Segundo Informe de Gobierno de presidente Andrés Manuel López Obrador fue diferente. Ésta vez no hubo 500 invitados, fiesta en el Zócalo, ni mucho menos interrupciones por aplausos. A diferencia de hace un año, este mensaje solo contó con 62 asistentes, medidas de "sana distancia" y la palabra corrupción no fue la más mencionada, sino pandemia, esa que ha generado crisis económica y muertes al que se autodefine en spots como "el mejor gobierno en el peor momento".

 Antes de las 09:00 horas, uno a uno fueron llegando a la cita los invitados especiales a Palacio Nacional. En camionetas blindadas y con escoltas empresarios, legisladores y miembros del gabinete de López Obrador se apresuraban a ingresar por la calle de Corregidora. Aunque se esperaban 70 invitados, solo llegaron 62. Las ausencias más evidentes fueron la del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, quienes tuvieron “la arrogancia de sentirse libres”.

 En la primera fila estuvieron sus infaltables acompañantes, su esposa Beatriz Gutiérrez y dos de sus cuatro hijos, Gonzalo y Andrés Manuel, así como la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero; el recién electo presidente del Senado, Eduardo Ramírez Aguilar; el presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores, Juan Manuel Carreras; la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y sus aliados de las Fuerzas Armadas: los titulares de la Defensa Nacional y Marina, Luis Cresencio Sandoval y José Rafael Ojeda.

 Minutos después de las 09:00 horas, el presidente caminó acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez por el Patio de Honor. Ahí ya estaban instalados un estrado, una bandera de México y un atril para que el político tabasqueño leyera su mensaje.

 Antes de iniciar el informe de resultados, se ordenó guardar un minuto de silencio por las víctimas del COVID-19, el presidente ocupó algunos segundos para mirar al cielo.

 Como lo adelantó, sus primeras palabras fueron sobre el combate a la corrupción, la bandera que ha cargado por años y que lo llevó a la presidencia. “Este gobierno no será recordado por corrupto. Nuestro principal legado será purificar la vida pública de México y estamos avanzando”, atajó. Y puso una cifra: 560,000 millones de pesos se han podido ahorrar por esa lucha.

 A diferencia de otros discursos, el presidente pronunció solo siete veces la palabra corrupción, y lo hizo para recordar que éste era el principal problema de México, que causó una crisis al país, y para afirmar que los conservadores están enojados porque ya no se permite, al igual que los privilegios.

 Luego dio paso al tema que se “robó” más minutos de su discurso: la pandemia del coronavirus. Pandemia, pandemia, pandemia, se oyó en repetidas veces decir al presidente. En total fueron 15 veces las que el mandatario mencionó la palabra para aclarar que no es asunto político, sino de salud pública, del tremendo dolor que ha causado, de sus efectos y de cómo el gobierno la ha enfrentado.

 El presidente presumió que, a 21 meses de su gobierno, ha cumplido 95 de los compromisos que asumió en su discurso el 1 de septiembre, pero también reconoció que enfrenta dos crisis: la sanitaria y la económica.

 “El coronavirus nos ha dejado dolor, tristeza y penurias, pero también ha fortalecido el amor en las familias, ha demostrado el humanismo y la entrega de los trabajadores de la salud y ha resaltado la conocida fraternidad de nuestro pueblo”, dijo sobre la primera.

 Aunque dedicó varios minutos de su tiempo para hablar de la pandemia, nunca mencionó la dolorosa cifra de 64,414 decesos causados por el coronavirus.

 Aún no habían llegado los 10 minutos del discurso, y hasta el Patio de Honor se colaban los gritos de protestas, a cargo de Antorcha Campesina, la organización priista a la que la Unidad de Inteligencia Financiera le congeló cuentas por movimientos irregulares millonarios y que hoy exigía al presidente que hiciera efectivo su lema de “Primero los pobres”.

 Luego habló de la crisis económica. El mandatario volvió a defender su estrategia y frente a líderes empresariales, afirmó que su gobierno no optó por destinar dinero público a ‘rescates’ inmorales, es decir, a quienes no necesitan ser rescatados.

 Quizá esa falta de apoyo es por la que los empresarios se mostraban cautos al responder qué pensaban sobre la afirmación del presidente de que México ya iba saliendo de la crisis económica.