Las acciones violentas del Cártel de Sinaloa durante el operativo de la Guardia Nacional para aprehender a Ovidio Guzmán López, se enfocaron hacia las Fuerzas Militares que acudían al domicilio donde se encontraba su líder y hacia personal militar en servicios aislados y en periodos de descanso.

Además, atacaron bases de operaciones con posibilidad de apoyar a las Fuerzas Armadas que estaban siendo agredidas, a la familia del personal militar y emitieron de mensajes amenazando con agredir directamente a la ciudadanía en Sonora, Chihuahua y Durango, reveló Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional (Sedena).

Por otra parte, la organización criminal lanzó una convocatoria en el estado de Sinaloa, ofreciendo dinero a quien se uniera a tacar las Fuerzas Federales.

Para efectuar los ataques, el cártel liderado por Guzmán López empleó técnicas militares, armamento automático y antiaéreo, como AK-47, R-15, lanzacohetes, lanzagranadas, 40 milímetros, ametralladoras y fusiles calibre 50. Así como chalecos y cascos tácticos y placas balísticas.

También empleó vehículos con blindaje de fábrica y artesanal, camionetas de redilas, volteos, robaron vehículos en la vía pública para confundirse entre la población. E hicieron un uso intensivo de radios análogos y digitales, dificultando la intersección de comunicaciones.

Además, con el fin de liberar a Ovidio Guzmán Loera, el Cártel de Sinaloa intentó sobornar al comandante de la Fuerza de Intervención con 3 millones de dólares. Y al no aceptar, lo amenazaron de muerte tanto él como su familia.