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Ciudad de México, agua o hundimiento

CIUDAD DE MEXICO - La Ciudad de México busca aliviar su sed cada vez más acuciante con la explotación de pozos ultras profundos, a pesar de que especialistas han alertado que existe el riesgo de acentuar el acelerado hundimiento en la urbe, de unos 10 millones de habitantes (21 millones contando la periferia).

El 58% del agua que se consume en la metrópoli proviene de pozos (550 en la capital y el resto ubicados a unos 70 kilómetros de distancia, en el vecino Estado de México), que normalmente tienen una profundidad máxima de 350 a 400 metros.

Sin embargo, ahora han sido descubiertos otros cinco situados a 2.000 metros bajo el suelo, perforados por la petrolera gubernamental PEMEX entre 2012 y 2018 con fines de exploración científica, con el objeto de probar una teoría del geólogo Federico Mosser sobre la existencia de un segundo acuífero en la urbe.

La hipótesis hasta ahora no ha sido constatada, por lo que investigadores del Instituto de Geología de la Universidad Nacional (UNAM) han alertado que extraer agua de esas fuentes podría acelerar el hundimiento endémico en la capital.

Las autoridades de Protección Civil de la ciudad estiman que el 75% del territorio urbano se hunde de entre dos y 30 centímetros anuales y calculan que en la última década el fenómeno contabilizó un metro y durante el siglo pasado al menos 10 veces más.

El Sistema Cutzamala, una red de siete represas alimentadas por el río del mismo nombre ubicadas a unos 100 kilómetros al este de la capital, que provee más de un tercio de las necesidades hídricas de los habitantes de la capital, está a sólo la mitad de su capacidad, pero se teme que baje a 40% en mayo próximo, el menor nivel en 25 años.

La situación actual de escasez de agua supera el 2009, cuando una persistente sequía obligó a las autoridades de la capital a entregar agua en los barrios más carenciados de la metrópoli mediante camiones-cisterna.

Expertos del Instituto de Geología de la UNAM han comprobado, mediante mediciones basadas en el uso del Carbono 14, que la edad del agua de uno de los 5 pozos profundos perforados por Petróleos Mexicanos (PEMEX), ubicado en Iztapalapa, al oriente de la capital, es de 14.000 años. Otro pozo localizado en el Canal de Chalco, en la misma región, tendría unos 5.300 años, lo que arroja dudas si pertenece al hipotético segundo acuífero.

Luis Zambrano, investigador del Instituto de Biología de la UNAM, considera que la explotación de agua proveniente de las zonas más profundas bajo la capital "significa que no aprendimos la lección de los hundimientos y todas las consecuencias producidas por la sobreexplotación".

El geólogo Federico Mosser, que formuló la idea del segundo acuífero, considera que considera sin embargo que "esta es una gran alternativa para el sistema".

Los expertos sin embargo hacen notar que explotar este nuevo manto (exista como tal o así solo sean pequeños yacimientos) tendría "un grave impacto" por cuanto "puede provocar más hundimientos".

El peligro que se tornaría "aún más riesgoso el terreno capitalino ante la presencia de sismos de gran magnitud, además de continuar con los derrumbes internos del suelo de la ciudad".

Los investigadores creen que el desabastecimiento de agua en la ciudad "es un tema que debe ser tratado con seguridad, antes que con prontitud", pues si bien configura una "situación alarmante", también "se requieren de mecanismos que aseguren que estos no tendrán consecuencias más graves de lo que pueden solucionar por un breve momento".

"Las soluciones deben de venir de la mano de un proyecto que contemple todos los puntos posibles de este problema", es decir, de manera holística, y no solo "de la inmediata falta de agua", coinciden.

La Gran Tenochtitlan, como llamaban los aztecas a la capital de su imperio, donde se asienta la actual metrópoli mexicana, fue fundada en una zona lacustre, sobre terrenos ganados a la serie de lagos que formaban el antiguamente llamado Valle de Anáhuac.

Conforme a las crónicas, las 7 tribus "nahuatlacas" llegadas probablemente del occidente de México, erigieron aquí la asombrosa ciudad al ver en un islote un águila sobre un nopal (cactus) devorando una serpiente, en cumplimiento de una antigua profecía.