27/Apr/2024
Editoriales

El mejor día del año

Uno de los peores sueños que podamos tener es imaginarnos muertos. Sin embargo, cuando al despertar vemos que no fue cierto, sentimos gran alivio, damos gracias a Dios y comenzamos felices el día, disfrutando de la vida con optimismo; encontrándole placer a todo, hasta a aquel dolorcillo del hombro, secuela de la práctica añeja de algún deporte. 

Pero conforme avanza la agenda diaria comienza a diluirse esa sensación de felicidad ante la llegada del torbellino de “problemas importantes” y terminamos olvidando la alegría de estar vivos. 

Lo grave es que, en condiciones normales del día a día, perdemos esa consciencia, dando por hecho que tenemos vida y nos preocupan cosas que, comparadas con este milagro, son nimiedades. 

Decía Leonardo Da Vinci que quien no aprecia la vida no la merece, y tenía razón, porque debemos disfrutarla viviendo alegres, que eso es lo que importa, no tanto su extensión.

Imaginemos la reacción de alguien que hubiera muerto y de pronto, milagrosamente, volviera a vivir; seguramente sería muy feliz. 

A propósito de lo dicho ¿Ya se dio cuenta que este es el mejor día del año dos mil veinte?