04/May/2024
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Por una democracia progresista

Presentación del libro del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, por Méntor Tijerina.

 

Quiero comenzar haciendo dos comentarios de forma:

El primero sobre el título del libro del Ing. Cárdenas: “Por una Democracia Progresista”, que retoma aquel famoso artículo de Enrique Krauze de 1986, “Por una Democracia Sin Adjetivos”.

Imagino que la referencia al título de Krauze no es fortuita. Aquel ensayo se ubicaba en pleno régimen autoritario del PRI, cuando apenas se empezaba a abrir la democracia electoral.

La reflexión del Ing. Cárdenas se ubica 36 años después en un contexto totalmente diferente.

La Democracia sin adjetivos se refiere a un ejercicio de procedimiento, el respeto del sufragio. “Sufragio Efectivo, No Reelección” que es una de las demandas del

Plan de San Luis de Francisco Madero.

La Democracia Progresista no se limita a la democracia electoral, va más allá. En 1985 en Ing. Cárdenas lanzó la Corriente Democrática al interior del PRI que buscaba incidir en la sucesión de 1988, justo cuando se estaba dando el cambio de rumbo neoliberal al interior del PRI.

La reflexión sobre la Democracia Progresista nace como una reacción, o más bien, como una rebelión en contra de la Dictadura de la Ausencia de Alternativas ante eso que se ha dado en llamar el neoliberalismo.

La caída de la URSS a finales de los 80s y la crisis de la socialdemocracia europea parecieron dejar al neoliberalismo como única alternativa de desarrollo en el capitalismo de finales del siglo XX y principios del XXI.

La Democracia Progresista es un intento de diseñar nuevas alternativas, desde la izquierda, que nos permitan trascender la dictadura de falta de alternativas frente al neoliberalismo.

La Democracia Progresista es un intento por enfrentar dos crisis: la crisis del capitalismo en el siglo XXI, con el incremento en los niveles de desigualdad social, como lo demostró Thomas Piketty, y la crisis de la izquierda que ha sido incapaz de proponer una alternativa viable frente a la desigualdad que provoca el capitalismo financiero.

Como diría Roberto Mangabiera Unger: la izquierda socialdemócrata propone “humanizar” al capitalismo con medidas distributivas, pero no ha encontrado alternativas que nos permitan construir un modelo alternativo al neoliberalismo.

No se trata, como diría Mangabiera, de endulzar el café, sino de construir un nuevo modelo social, político y económico.

Se trata de buscar nuevas alternativas de organización que permitan a todos los seres humano vivir con dignidad y aspirar a la grandeza.

El segundo comentario tiene que ver con una cita que escoge el Ing. Cárdenas como epígrafe del libro.

El epígrafe dice:

“…todo sistema de gobierno es un laboratorio en el que la soberanía del pueblo prepara el desarrollo de su vida futura”.

La cita es de un discurso que pronuncio el General Lázaro Cárdenas en 1938. Me llama la atención, pues una de las características de la Democracia Progresista es justamente, su naturaleza experimental.

Para construir una opción progresista hay que echar mano de aquella célebre pinta del movimiento estudiantil de mayo del 68 francés: “La imaginación al poder”.

La opción progresista considera que tenemos que diseñar un nuevo entramado institucional, mediante una experimentación pragmática.

Dicho esto, celebro que el Ing. Cárdenas mantenga esta curiosidad intelectual y esta rebeldía creativa que lo llevó a escribir el libro que hoy presentamos: “Por una Democracia Progresista”.

Desde hace varias décadas México es víctima de la mediocridad de su política y de la falta de grandeza de sus gobernantes.

Durante 40 años hemos sido víctimas del fatalismo de las políticas neoliberales, lo que nos obliga a seguir pensando nuevas alternativas políticas frente a la inercia del andamiaje institucional y de las formulaciones intelectuales que están, a todas luces, agotadas, tanto a la izquierda como a la derecha.

El libro del Ing. Cárdenas en este sentido es una importante contribución para reflexionar y para construir, desde la izquierda, una alternativa progresista que nos permita sacar a México de la mediocridad y del deterioro de su vida institucional.

Para construir el proyecto de alternativa progresista el Ing. Cárdenas echa mano de la historia de nuestro país a fin de extraer los elementos que nos han permitido alcanzar los mejores momentos de desarrollo y de grandeza.

El libro está dividido en tres grandes partes:

1. La primera es una investigación de las raíces de lo que constituye el proyecto progresista de México.

2. La segunda parte describe cómo a partir de los años 80s se instaura en México el neoliberalismo y se produce un retroceso en los principales avances progresistas que se habían logrado con la Revolución Mexicana.

3. Finalmente, la tercera parte es un propuesta programática para construir en México un proyecto progresista de Nación.

I

El trabajo del Ing. Cárdenas en minucioso y exhaustivo.

No voy a mencionar todos los precedentes progresistas que identifica en nuestra historia el Ingeniero Cárdenas. Citaré tan sólo algunos.

Para el Ing. Cárdenas la Revolución Mexicana sigue estando viva. Está convencido que el objetivo de la Revolución fue edificar una nación y un pueblo democráticos dentro de un mundo también democrático.

La Revolución Mexicana es la culminación de las luchas por la igualdad, la soberanía y la Democracia a lo largo del siglo XIX.

Proyectos que cobran vida en documentos como Los Sentimientos de la Nación de José María Morelos, la Constitución de Apatzingán de 1814, la Constitución de 1824, y la de 1857.

Nos recuerda el ingeniero que la Constitución de 1814 fue la primera en establecer que la soberanía radica en el pueblo. Este principio pasa a la Constitución de 1824 y luego al artículo 39 de la Constitución de 1857 cuya redacción mantuvo el Constituyente del 17 y que a la letra dice:

“La soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para su beneficio. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de  su gobierno”.

Este principio expresa el deseo de la nación mexicana de organizarse como República, de dejar atrás el orden monárquico y el poder hereditario de la Colonia Española, para dar origen a un entramado institucional nacional y democrático que da origen a nuestro Estado-nación.

El proyecto progresista de nación de la Constitución de 1917 se expresa en cinco artículos: 3º., 27, 39, 123, 130.

Educación, reparto agrario y propiedad de la nación sobre los recursos estratégicos, soberanía popular, derechos de los trabajadores, y separación de Iglesia-Estado y la creación de un estado laico son los pilares del proyecto progresista de la Revolución.

Siempre que se ha debatido sobre el proyecto de nación, se han reformado invariablemente alguno de estos artículos, como cuando en 1933 se reforma el artículo 3º., para crear la educación socialista.

Un capítulo esencial del libro lo dedica el Ingeniero al sexenio de su padre el General Lázaro Cárdenas donde se avanza en la construcción de una nueva institucionalidad para el proyecto progresista de nación.

La Democracia progresista va de la mano de un nuevo rediseño institucional que, en el caso de México, se da en las primeras décadas de la Revolución Mexicana.

Los pilares del gobierno de Cárdenas fueron:

Reforma agraria, indigenismo, el desarrollo institucional para la producción del campo, con la creación del Banco Agrícola, el Banco Ejidal, los Almacenes Nacionales de Depósito, la nueva Ley Orgánica del Banco de México que lo consolida como Banco Central, la educación socialista que se inspiraba en los principios racionales y científicos, la unificación de los trabajadores, la expropiación

petrolera, y la política exterior de apoyo a los gobiernos republicanos y de condena al fascismo.

Durante el gobierno del General Cárdenas el proyecto progresista alcanza su máxima expresión.

II

Después hubo algunos avances, como la nacionalización de la industria eléctrica en épocas de López Mateos, pero sin duda, hubo también muchos retrocesos.

Entre los retrocesos, el Ingeniero menciona, entre otros, los asesinatos de Zapata, Villa, de los Generales Francisco Serrano y Arnulfo Gómez, de Rubén Jaramillo, el asesinato de los estudiantes en el 68 mexicano, la llamada “guerra sucia” de 1974 a 1982, la represión de los ferrocarrileros en 1948, los presos políticos bajo el delito de “disolución social”, y la represión de los movimientos médico y ferrocarrilero a finales de los 50s, entre otros.

En 1961 en plena efervescencia de la Revolución Cubana se crea el Movimiento de Liberación Nacional, movimiento que sería el antecedente de la Corriente Democrática en el PRI en 1985 y que a la postre culminaría con la candidatura del Ing. Cárdenas a la presidencia de la República en las elecciones de 1988, donde en medio de acusaciones de fraude saldría ganador Carlos Salinas de Gortari.

Pero, sin duda, el más reciente retroceso se da con el neoliberalismo: “Los tiempos del neoliberalismo, escribe el Ingeniero Cárdenas, han sido de entreguismo y destrucción para los mexicanos. Deben venir ahora los tiempos de reencauzamiento, reconstrucción y construcción”.

“En estos años el Estado mexicano perdió el control de los recursos del subsuelo, se privatizaron industrias fundamentales para el desarrollo, se entregaron áreas clave de la infraestructura de carreteras, aeropuertos, puertos, generación eléctrica, se entregaron a manos privadas y su gestión ha dejado de corresponder a la¿ búsqueda de un crecimiento económico, industrial, y social general y regionalmente equilibrado…se disminuyeron los fondos para la expansión industrial, las mayores

instituciones bancarias se dejaron en manos extranjeras, se ha socavado desde el Estado a la industria eléctrica y de hidrocarburos, lo cual ha debilitado el ejercicio de la soberanía”.

A esto hay que agregar el deterioro de los sistemas educativo, de salud, y de seguridad social. El aumento en el número de pobres que pasó de 52 millones a 62 millones de personas.

“Otro de los flagelos que se arrastran de varios sexenios atrás son la delincuencia, la violencia, la inseguridad, así como la corrupción que siguen desatados e irrefrenables”.

El Ingeniero considera necesario una revisión cuidadosa de la intervención que se ha dado de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia que se ha dado en los últimos sexenios.

III

A partir de este diagnóstico el Ingeniero plantea diseñar un nuevo modelo de nación. Voy a mencionar los ejes principales en los que descansa el modelo progresista de país que propone el Ingeniero:

I. El primero y más obvio es trascender al neoliberalismo y corregir el deterioro del sistema educativo, de salud y de seguridad social.

II. Profundizar en la construcción de la Democracia. No se trata tan sólo de seguir avanzando en la Democracia electoral, sino en hacer realidad la Democracia Económica: Democratizar al Mercado.

III. Equidad y Reforma Fiscal. La alternativa progresista requiere de un Estado fuerte con capacidad de acción, capaz de emprender y promover las obras de infraestructrua que requiere el país. Para ello se requiere de una reforma fiscal que garantice la descentralización del poder a través

de la equidad fiscal de los estados y municipios. El Ingeniero propone que haya al menos una Convención Fiscal cada seis años para acordar y garantizar el equilibrio de poderes. Y que se lleve a cabo una verdadera reforma hacendaria-fiscal-tributaria que cree un sistema de impuestos solidario, progresivo y redistributivo.

IV. Una política de Industrialización para México en donde el Estado y las empresas privadas se fijen en un acuerdo de colaboración los objetivos de desarrollo industrial y tecnológicos del país.

V. Igualdad de derechos y oportunidades a las mujeres y a los jóvenes.

VI. La necesidad de debatir la legalización de las drogas.

VII. La reconstrucción de la Banca para tener una banca comercial en manos de mexicanos.

VIII. Energías limpias, revertir las reforma a los artículos 27, 25 y 28 del 2013, la reforma energética de Peña Nieto, y revisar la forma en que se otorgaron las asignaciones del 2012 al 2018.

IX. En minería propone la abrogación de la Ley Minera de 1992 para evitar despojos indebidos.

X. Democracia Participativa. Elevar la energía y la intensidad de la Democracia mexicana.

XI. Educación. Impulsar una educación científica, creativa y de avanzada tecnológica. Dar impulso al sistema de investigación científica y tecnológica.

XII. Una nueva Constitución. He dejado para el último la propuesta de diseñar una nueva Constitución. El Ingeniero incluye entre el proyecto de nación progresista la posibilidad de que se diseñe una nueva constitución, y, en consecuencia, tengamos un nuevo régimen político. Me parece que este punto es crucial pues siempre que hemos diseñado una nueva Constitución o un nuevo régimen político ha sido en época de crisis, guerras, invasiones o revoluciones.

El desafío del proyecto progresista de México es lograr este nuevo rediseño constitucional y de régimen sin necesidad que se produzca una crisis mayor.

La alternativa progresista no se agota en el asistencialismo social, se trata de diseñar un propuesta programática de acción que persiga los siguientes objetivos:

1. Democratizar al mercado con mecanismos institucionales y financieros a través de procesos de innovación y producción tecnológica que generen grandeza para el país y progreso incluyente.

2. Profundizar la democracia, con mecanismos de participación que eleven la intensidad política y un nuevo diseño institucional que nos permita enfrentar y resolver los grandes retos de México.

3. El diseño de una política industrial de crecimiento y desarrollo económico que permita a México ir más allá del modelo de integración maquilador dependiente de los Estados Unidos y nos permita echar a andar un modelo de desarrollo de innovación tecnológica.

4. El empoderamiento de los ciudadanos a través de una educación creativa y tecnológica de primer orden, que los dote de capacidades de innovación para alcanzar la plenitud y la grandeza. La alternativa progresista, en pocas palabras, es un proyecto de futuro, que busca rescatar lo mejor de nuestro pasado, para construir la grandeza de México frente a los desafíos del siglo XXI.