28/Apr/2024
Editoriales

La morfina

Morfina es una palabra que debiera escribirse con letras mayúsculas. 

Se trata del principal alcaloide del opio, algo que ya es de suyo imponente, aunque su uso sea legal en todo el planeta desde el año de 1821. 

Esta potente droga se legalizó para uso médico, porque produce analgesia, es decir, reduce el dolor del cuerpo humano, y hay enfermedades que provocan dolores en escalas mayores, como ciertas heridas y algunos tipos de cáncer. 

La morfina es de sabor amargo y venenosa, aunque en pequeñas dosis, es un potente soporífero y analgésico. 

En 1806, el químico alemán Friederich Wilhelm Sertürner aisló esta droga del opio, dándole el nombre de morfina, por relacionarla con Morfeo, el dios griego del sueño y ensueño, hijo de Hipnos -el sueño y el sopor-. 

De acuerdo a la mitología helénica, este Morfeo podía tomar la forma de cualquier ser humano y aparecerse en sueños a los hombres. 

Sin embargo, el Dictionnaire Étymologique de la Mythologie Gréco-Romaine, del autor Albert Carnoy, dice que Morfeo viene de morphnos, que significa oscuro, sombrío. 

Lo cierto es que usar morfina es un asunto nada menor, pues se le receta a quienes sufren los dolores mayores que puede soportar el cuerpo humano.

En los frentes de guerra, en donde las heridas suelen ser desgarradoras, es en donde se utiliza con mayor frecuencia esta respetable droga.