26/Apr/2024
Editoriales

En defensa de los Coyotes

La presencia de un Coyote en las operaciones comerciales suele ser muy útil. Para realizar trámites burocráticos, ni se diga; así como para obtener informaciones especiales de diversos asuntos económicos. Se le dice Coyote a una persona que ejerce el oficio de empujador o “pusher” de un bien o un producto que se busca comercializar. 

El término proviene desde los tiempos coloniales para referirse a las personas de una Casta originada por la unión de una indígena y un mestizo, o al revés, de un indígena con una mestiza. Los Coyotes tenían ciertos privilegios, pues como indígenas pagaban pocos impuestos, pero no todos los derechos de los mestizos en la milicia, el clero y el gobierno. Estas condiciones eran válidas para los pueblos de indios y entre los españoles. 

Los Coyotes no podían ser esclavos, pues recordemos que estaba prohibido esclavizar a los indios, pero así como cualquiera, podían ser sirvientes por pago de deudas o por condena judicial; pero esa servidumbre solo podía ser impuesta “por una vida” es decir, no se heredaba. La presencia de los Coyotes era muy apreciada porque generalmente eran gente buena, inteligente y servicial.  

En el Monterrey colonial abundaban tanto los Coyotes que algunos se veían envueltos en eventos sociales y en líos de toda índole. Existen documentos del Cabildo que describen casos interesantes, y reproduciré algunos para darnos idea de su movilidad social:

Una mujer casada llamada Maria Concepción sostuvo un romance e intento de fuga con un Coyote de nombre Juan de las Casas, y aseguró al gobernador su deseo de reconciliarse con su marido: 

(1696) Pedro Gatica, vecino del puesto de las Salinas y María de Concepción (sin apellido), su mujer, se reconcilian prometiendo volver a su vida matrimonial. Ella, "valiéndose de un coyote", Juan de las Casas, huyó con intento de irse a San Luis, su tierra, por el maltrato que le daba y ahora jura tratarla "con cariño como mujer propia", dando como fiador a Juan de Villagrán, vecino de ésta ciudad. Esto fue ante el gobernador don Juan Pérez Merino. 

Los Coyotes eran aceptados como testigos plenamente válidos en asuntos tan importantes como era la minería:  

(1699) Informaciones de "veedores de inteligencia" para que reconozca la mina. Declara: José Ruiz, Julián Ramos (f. 3), Francisco de León, español, de 50 años (f. 5), Julián Ramos, mulato de 50 años (f. 5 v,), Francisco de la Garza, 40 años (f. 6 vto,); Ignacio de la Cerda, 30 años (f. 7 vto.); Ambrosio Hilario, indio tlaxcalteco, 36 (f..8); Francisco de Castañeda, más de 40 (f. 9); Pedro Coronado, mulato, de 50 (f. 9 vto.); Julián Ramos (tercera vez) mulato de 50 (f. 10 vto.); Nicolás de la Garza, coyote, de 36 (f. 11);Antonio Ferruz, minero, de 26 (f. 12); Juan de Dios de Salazar, vecino de éste real, de 40 (f. 13); y Sebastián Rendón, coyote, más de 36 (f. 14)… 

Otro documento que acredita el testimonio de un Coyote: 

(1699) Información levantada a solicitud de Antonio Rodríguez, apoderado de don Francisco de Barbarigo. Declaran: Marcos del Castillo, coyote, de 50 años; Ignacio Muñoz Barba, español, vecino de la villa del Saltillo, de 45; Domingo de Molleda, español, guadamina, de 40; José Ruiz, español, minero, de 34 y Hernando de León, español, vecino de éste real, de 34… 

En actos delicados, como el inventario de bienes del señor José Urdiales, el principal testigo fue un Coyote llamado Juan de Urdiales que era también sirviente: 

(1700) Información testimonial sobre si hay más bienes y sobre acreedores de José Urdiales. Declaran Juan de Urdiales, coyote, sirviente de José de Urdiales, de 24 años; Marcos de Zavala, mercader de éste real, de 30; don Luis de Pruneda, de 26 y el capitán Mateo de León, de 50… 

Como parte ofendida en juicios:

Tomás García fue acusado de golpear a su sirviente, un Coyote de nombre Manuel Medina. La legislación prohibía castigar a esclavos, sirviente e indios físicamente a no ser por sentencia judicial, aunque desde luego, los abusos ilegales abundaban: 

(1711) Contra Tomás García, por golpes a Manuel Medina, Coyote, sirviente del primero 

Como acusados de homicidios:

Tomás López de Jaén de la casta de los Coyotes fue procesado por el asesinato de un indio tlaxcalteco. 

(1718) Contra Tomás López de Jaén, coyote, por haber dado muerte a un indio traxcalteco. 

Como víctima de homicidio:

(1738) Averiguación sobre la muerte de Miguel de León, coyote, en el Valle del Pilón. 

Los Coyotes eran una casta intermedia, sin ascendencia negra, ni judía ni árabe. Pero el discriminatorio sistema social daba a los peninsulares el control político, religioso y militar. 

Con el tiempo -ya desaparecidas las castas- se le dice Coyote a quien trabaja sin sueldo bajo un contrato de obtener un porcentaje de las operaciones comerciales que promueva y facilite su concreción. Las características de estas personas son la afabilidad, el comedimiento, y carácter servicial. Quien esquive los servicios de un Coyote batallará para concretar la operación comercial que pretenda.  

 

FUENTES 

(1711) Colección causas criminales volumen 12 expediente 213 

(1718) Colección causas criminales, volumen 22, expediente 222  

(1738) Colección civil volumen 22 expediente 3 folio 1 

(1699) Colección Civil, volumen 22 expediente 3 folio 5 

(1699) Colección Civil volumen 22 expediente 18 folio 11 

(1700) Colección Civil; volumen 24, expediente 24, folio 7