24/Apr/2024
Editoriales

Análisis: Los retos para los productores del campo y el gobierno en la IV transformación bajo el gobierno de AMLO

Víctor Villalobos, el próximo titular de SAGARPA,  ha dicho que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene como prioridad alcanzar la soberanía alimentaria, es decir producir el 75%  de los alimentos que consumimos los mexicanos  de acuerdo a lo que  la FAO especifica que requiere  esa soberanía;  empezando por la autosuficiencia en granos básicos y para eso el futuro gobierno se compromete a proporcionar los siguientes incentivos o medidas de apoyo al campo: PRECIO DE GARANTÍA PARA LOS CULTIVOS; COMERCIALIZACIÓN ASEGURADA PARA PEQUEÑOS PRODUCTORES VÍA SEGALMEX; CRÉDITOS A PALABRA; EXTENSIONISMO Y ASESORÍA TÉCNICA Y PIES DE CRÍA PARA GANADO Y OTROS APOYOS.

     Según la SAGARPA  nuestro país tiene un déficit de 20 millones de toneladas (mmt) de granos. Ese déficit le costó al país 4,479 millones de dólares en importaciones el año pasado, 2017.

 De los granos básicos se importaron el 45% o   2,285 mdd de maíz;  el 50% o 1085 mdd en trigo; más del 30% del frijol o 408 mdd y 75 % del arroz  133 mdd. 

  El maíz representa el 45% de las importaciones según esas cifras oficiales y su importación ha crecido exponencialmente desde el 2012. Desde ese año al 2017 el país gastó 20,232 mdd en esas importaciones, un 15.5% más que el gobierno anterior de Felipe Calderón. 

  Los desafíos son por un lado, el aumento de la productividad por hectárea que en el caso del maíz es de sólo 2.8 toneladas promedio por hectárea, mientras que a nivel mundial es de 4.6 toneladas. El frijol cuya producción promedio por hectárea es de sólo 0.66 toneladas, o sea 666 kilos. 

  Para elevar la productividad se debe aumentar la densidad de  fertilizantes, riego, maquinaria y tecnología en general a los cultivos. Para ello es indispensable la producción nacional de fertilizantes a escala mayor, la búsqueda de nuevos mantos acuíferos y aguas fósiles, desalinización o traslado de aguas de una región donde abunda a otra donde no la hay;  así como el desarrollo del extensionismo agrícola y una industria nacional de tractores e implementos agrícolas.

  La superficie bajo riego debe aumentar entonces  de los 6.06 millones de hectáreas  a los 10 millones de hectáreas reduciendo el temporal de los 15.8 millones de hectáreas a 11 millones de hectáreas.  La frontera agrícola debe crecer, en el corto plazo, de los actuales 24 millones de hectáreas  de las que se cultivan sólo 21 millones cuando menos a los 26 millones de hectáreas para enfrentar el déficit en granos básicos, el primer paso para obtener la soberanía alimentaria en el futuro.