25/Apr/2024
Editoriales

¿Habría vida sin Internet?

 

La pandemia nos ha llevado a una absoluta dependencia del Internet. Quienes trabajamos desde la casa bendecimos este servicio porque sin él no podríamos hacerlo, ni acceder en línea a la Banca, la telefonía, periódicos, bibliotecas, archivos, servicios a domicilio, etc. Es tan útil que, salvo los problemas de salud, no hay tragedia mayor en el hogar que la falta de Internet, pues cuando falla nos sentimos aislados y si tarda varios días, inútiles.

   

Por eso creo que las organizaciones terroristas internacionales están buscando cómo sabotear la Red de Internet. Si lo consiguieran dañarían a la humanidad mucho más que la pandemia, por interrumpir la comunicación entre gobernantes y gobernados, entre particulares, y al interior de los sistemas de agua, luz y gas, de las plantas procesadoras de alimentos, y las instituciones de salud. Sería una especie de salto regresivo a la Edad media, pero con muchísimas más dificultades, por el gigantismo en las ciudades y su correspondiente demanda de satisfactores. 

 

El sistema de Internet es muy complejo y muy frágil. Requiere de energía eléctrica, cables de fibra óptica, y los megaservidores que se ubican en India, Alemania y Estados Unidos. Estos megaservidores son grandes discos duros que enlazan los sitios de empresas y gobiernos, así como a todas nuestras nubes, más las bases de datos de Google, Facebook, WhatsApp, y de casi todos los sistemas de comunicación. 

 

Su fragilidad radica en asuntos menores, como la falla en una pequeña red por algunos problemas eléctricos, o de animales que rompen los cables. Pero también los megaservidores fallan con grandes accidentes naturales y humanos, como terremotos, inundaciones, sobrecargas o escasez de energía eléctrica, o errores humanos. Y lo grave es que no tenemos un Plan “B”.

 

Porque la historia registra sucesos como el llamado “Evento Carrington” del 1 de septiembre de 1859, erupción solar que quemó los cables telegráficos de todo el norte de América y Europa, incomunicando al mundo y afectando a las auroras boreales que se movieron hacia el sur. Un siglo antes, en 1770, el famoso Capitán Cook, gran navegante, y cartógrafo había descrito un evento similar, durante el cual, los mares reflejaban el rojo del sol, y la brújula mostraba variaciones erráticas.

 

Desde luego que nadie sabe cuándo sucederá un nuevo evento Carrington, pero algo así, borraría las memorias de nuestras computadoras, los chips de nuestras tarjetas de crédito, el cableado eléctrico, y tronaría a los megaservidores. 

 

Además han sucedido fenómenos como la inversión Brunhes-Matuyama, un evento geológico que se presentó hace 780 mil años, cuando el campo magnético terrestre se invirtió, es decir, que la aguja de la brújula -si hubiera existido-, apuntaría al sur. La ciencia demuestra su existencia en lugares donde los materiales metálicos de los volcanes están acomodados a la inversa de lo normal, con el campo magnético en el norte. Una inversión magnética de esas, colapsaría todos los sistemas de localización de internet, y como ya sucedió al menos una vez, puede volver a suceder. 

 

Ciertamente tales eventos no tienen fecha para repetirse, pues sus tiempos son de una escala diversa a la nuestra, pero de que van a volver a suceder, ni dudarlo. Empero, los literatos vanguardistas, que en sus obras de ciencia ficción suelen prever eventos futuros, han escrito cosas que después suceden. El más famoso es Julio Verne (1828-1905) que, en sus numerosos cuentos y novelas predijo: el helicóptero, en “Robur el Conquistador”, los grandes trasatlánticos “una ciudad flotante”, los viajes espaciales “20,000 leguas de viaje submarino”, las armas de destrucción masiva “Ante la Bandera”, y el Internet en la novela “París en el Siglo XX”. 

 

En el cine hay también “visiones del futuro” como los teléfonos “desdoblables” de Star Trek; y la primera Tableta en El Imperio Contrataca, de Star Wars. El visionario norteamericano Steve Jobs, varios años antes de morir, habló de una posible pandemia; y el programa de Los Simpson -en forma de comedia- igual “predijo” la pandemia. Sin embargo, montados en nuestra soberbia, no creímos que un virus podría vencer a nuestra ciencia y a nuestros actuales sistemas de salud. 

 

Tal vez el cuento más ilustrativo es “The Machine Stops de E. M. Forster, escrito en 1909. Trata de una sociedad futurista donde la gente vive en pequeños cubículos, y trabajan mediante un plato (pantalla) por el que también se comunican. Les llevan comida al cubículo, viven felices -aunque pálidos y flácidos-, mientras otra parte de la sociedad, los “sensualistas” (de sentidos) trabajaban distribuyendo alimentos, bienes, y el proceso de los desechos. La llamada “Máquina” era el sistema que ahora llamamos Internet, pero un día la máquina falló, y se colapsó toda la sociedad. 

 

Pareciera ser que ya se ve una luz al final del túnel con la sorpresiva aparición de la vacuna, así que comenzaremos a estudiar el comportamiento de la humanidad en el terrífico asunto de la Pandemia Covid-19. La primera conclusión es que los países de gobiernos autoritarios y pueblos sumisos -China, Singapur, Australia (es casi una ecodictadura), y Corea del Sur-, pudieron contener la epidemia rápidamente. China perdió 5 mil muertos, poco menos que el estado de Nuevo León hasta ahora, pero la diferencia en el número de pobladores es abismal.   

 

Mientras cuatro de las más grandes democracias, como Estados Unidos, India, Brasil y México, ocupan los primeros lugares en los números de infectados y muertos. Característica común de estas naciones es que en ellas se lucha día a día por los derechos humanos, las libertades y contra los abusos de autoridad. En ellas se tiende a confrontar al gobierno hasta en las medidas sanitarias.

 

En donde hay gobiernos autoritarios se puede tener sistemas de salud fuertes, respaldados por su capacidad de obligar a los enfermos a hospitalizarse, mientras en las democracias, los gobiernos no tienen autoridad ni para obligar el uso de cubrebocas. Desde luego que hay otros factores, como la voluntad de erradicar el mal con el ejemplo de los gobernantes portando sus cubrebocas.     

Anteayer se aplicó en el Reino Unido la vacuna al primer paciente civil (no experimental) contra el Covid 19. Sin embargo, ese puñado de átomos que se organizan para formar el virus puede mutar y crear el Covid 20, lo que significa que estamos ante un cambio real en la vida de la humanidad. Pero no podemos vivir siempre con el negativismo, luego de conocer en dónde estamos parados, tomaremos medidas para retomar hasta donde sea posible un sistema de vida parecido al anterior.

 

Aunque debemos reconocer que la humanidad era soberbia y hasta hace unos diez meses se creía invencible. Ahora ya está entendiendo que ciertamente sobrevivirá al Covid 19, pero no se sabe lo que le depara el destino. Hay probabilidades de que tendrá qué vivir enmascarada por largo tiempo, y siga solucionando sus problemas problemas por la vía del Internet. Pero debe dejar de creer que es un sistema infalible, casi mágico, y preparar otros medios alternativos de comunicación. 

 

Debemos todos ver con ojos más humanos a los millones de productores de alimentos y satisfactores. No son máquinas a nuestro servicio, son personas con nuestras mismas necesidades y sentimientos. Los eventos históricos nefastos están ahí acechando para repetirse. Las guerras, el hambre, la sequía, las pandemias, y los fenómenos astronómicos son parte de nuestra historia de vida. 

 

Una de las lecciones que nos dejará esta Pandemia es que debemos leer la historia de la humanidad como un manual de supervivencia. Ante tal adversidad, estoy cierto que saldremos adelante, si todos ponemos la parte que nos corresponda. Cada uno de nosotros tiene la obligación de hacer lo necesario para entregarle a las siguientes generaciones un futuro mejor. Y pronto sabremos qué nos pide el universo para enmendar los males de nuestra civilización…

 

 

FUENTES 

https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019?gclid=CjwKCAiAq8f-BRBtEiwAGr3DgWDgM0BjGaJPQX2zHdvyXDzQSWdFExzGZURVikJkQeS1U18MV-QHQBoCSWkQAvD_BwE 

https://www.ilo.org/global/lang--es/index.htm 

The History of Science Fiction, Adams Roberts 

https://demoserver.imfast.io/Ebooks/The-Machine-Stops.pdf 

https://computer.howstuffworks.com/internet/basics/internet-collapse. 

A Warning from History: The Carrington Event Was Not Unique  https://spaceweatherarchive.com/2020/08/30/a-warning-from-history-the-carrington-event-was-not-unique/ 

Las civilizaciones del paleolítico, Francis Hours, FCE, breviarios, 2014 

En busca del país perfecto, Leopoldo Espinosa Benavides, UANL, 2016