Una tarde de marzo el maestro Néstor, famoso por sus ingeniosas bromas, regresaba a su oficina del obispado, y cuando volvió la vista al asta monumental, vio que la bandera ondeaba con fuerza.
Afuera de su oficina llamó su atención que dos cronistas discutían.
_¡Lo que se mueve es la bandera!
_No, es el viento
_Según ha dicho el maestro Néstor, lo que realmente sucede es lo que se ve, y vemos que la bandera se mueve.
_¡Que no, lo que sucede es que la agitación de la bandera es consecuencia del viento!
_Pero el viento no se ve, así que no existe, es sólo una suposición, o supositorio, como diría el maestro Néstor.
_Si, pero la bandera no se mueve por sí misma
_¡Lo tuyo es sólo especulación!
_No es cierto, ¡mientes!
_Es tan cierto que puedes preguntarle al maestro.
Estaban tan enojados en su discusión que no se dieron cuenta que Néstor había llegado y escuchado sus alegatos.
_No se está moviendo la bandera, ni siquiera el viento, lo único que se mueve son sus mentes. Olvídenlo y pónganse a escribir porque un cronista que no escribe, no lo es.
Cuento chino, versión libre mía