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Testigo mexicano de asesinato de activista en Honduras contempla demandar al gobierno

México - Gustavo Castro, el mexicano que sobrevivió a un atentado en Honduras en el que murió la ambientalista Berta Cáceres, aseguró este lunes que analiza la posibilidad de demandar al gobierno hondureño por violar sus derechos, y reprochó al gobierno mexicano su inacción para defenderlo.

Castro regresó a México el viernes, casi un mes después del crimen, pues las autoridades de Honduras habí­an emitido un alerta migratoria en su contra.

"De una manera ilegal, inconstitucional, me prohí­ben la salida sin determinar tampoco las razones ni cuántas diligencias" habí­a que hacer, dijo Castro durante una conferencia de prensa en Ciudad de México.

"No hay ley de ví­ctimas allá, no hay un reglamento para el mecanismo de protección de derechos humanos, no hay un reglamento para los testigos protegidos, entonces no habí­a ningunas condiciones legales y públicas que garantizaran mi seguridad en un paí­s donde yo habí­a sido testigo de un asesinato", aseguró.

El activista, coordinador de Otros Mundos Chiapas, explicó que, tras la presión internacional y "lo absurdo" de su permanencia en Honduras, las autoridades decidieron, "de un dí­a para otro, sin más explicación que eso", permitirle el regreso a su paí­s.

Sobre la posibilidad de demandar al gobierno hondureño, dijo: "Lo estamos viendo todaví­a con los abogados, lo estamos analizando".

Castro resultó herido a manos de los atacantes que el 3 de marzo entraron a la vivienda de Cáceres, coordinadora del Consejo Cí­vico de Organizaciones Populares e Indí­genas de Honduras (Copinh), y la asesinaron a tiros.

La activista tení­a medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque habí­a denunciado que la empresa Desarrollos Eléctricos, junto con autoridades militares, policiales y de la fiscalí­a en Honduras, la amenazaban constantemente de muerte por oponerse, a través de manifestaciones con indí­genas del Copinh, a la construcción de una represa hidroeléctrica en el rí­o Gualcarque.

El mexicano, que logró escapar de los agresores fingiendo estar muerto, estaba en la vivienda de Cáceres porque al dí­a siguiente participarí­an en una conferencia sobre proyectos alternativos de generación de electricidad.

- El gobierno de México "miente" -

Castro intentó salir de Honduras cuatro dí­as después del crimen para seguir colaborando con las investigaciones desde México, mediante el Tratado de Asistencia Jurí­dica Mutua entre ambas naciones.

Pero un juzgado puso una alerta migratoria para que no pudiera abandonar el paí­s por un plazo de 30 dí­as, que se cumplirí­an el próximo 7 de abril. Durante ese lapso, estuvo resguardado en la embajada de México.

La Secretarí­a de Relaciones Exteriores de México "miente cuando hace suponer que 'la comunicación mantenida entre las autoridades de México y Honduras durante todo el proceso refleja el excelente estado de las relaciones que existen entre los dos paí­ses (...) así­ como el compromiso de atender aquellos casos en los que estén involucrados nuestros connacionales", estimó Miguel Angel Mijangos, de la Red Mexicana de Afectados por la Minerí­a.

Para el activista, también presente en la conferencia, "la retención de Gustavo estuvo siempre enmarcada en la incertidumbre, opacidad e ilegalidad de la actuación del gobierno hondureño (...) y el tratado bilateral de Asistencia Mutua es como si no existiera".

Para Castro, resulta "extraño" que el gobierno mexicano "simplemente prolongara" su estancia en Honduras, una experiencia que calificó de "tortura psicológica".

Por otro lado, Castro aseguró que Nelson Garcí­a, otro ambientalista de Honduras, también fue asesinado poco después del crimen de Cáceres.

"El asesinato de Berta temo que no vaya a ser el único, porque hay muchos intereses y mucha resistencia de los pueblos", dijo.