03/May/2024
Editoriales

Los amigos-enemigos

 

Mañana inician las campañas políticas en Nuevo León que consistirán en eventos de todo tipo, y ni siquiera se conocen cuáles serán las nuevas reglas sanitarias derivadas del Covid 19. Esto significa que los partidos políticos y sus candidatos no saben cómo se organizarán, sin tener idea de las ocurrencias que hará ley el médico Manuel de la O. 

Los candidatos -excepto algunos con información privilegiada- intuyen que sí podrán realizar eventos presenciales, pero no hasta cuántas personas podrán asistir a ellos. 

Por su parte, los electores están peor de informados, pues hasta las boletas electorales contendrán sorpresas de nombres conocidos acomodados en forma diferente, con colores desemejantes a los que antes defendían. 

Abundan casos en los que los críticos a ultranza de ciertos partidos, son ahora cobijados por ellos, dándoles su más preciado tesoro: las candidaturas. 

Ahí estriba el primer problema importante, pues los militantes de esos partidos, que llevan años trabajando con la ilusión de que les den una candidatura, se sienten ultrajados al ver llegar a tan codiciadas posiciones a quienes apenas hace meses los atacaban con fiereza, envueltos en las banderas de otros institutos políticos.  

Esta será una campaña con acento en candidatos que, sin mucho arraigo entre el electorado, utilizan las denuncias y declaraciones estridentes para darse a conocer.

Los candidatos van a tener que improvisar como nunca antes, pues no podrán acompañarse en sus giras de apuntadores ni maestros de ceremonias, porque esos espacios deberán ser para electores, pues convencerlos es el objetivo final.

En ese inédito escenario veremos candidatos estrenando nuevas amistades, pues serán amigos de sus enemigos.  

Hay tanta revoltura en el escenario que los electores no podrán abstenerse de practicar la promiscuidad política. 

Veremos una especie de caleidoscopio psicodélico en donde todos serán amigos, todos serán enemigos y todos serán neutrales.

El problema mayor es que muchos militantes no tendrán claro qué se espera de ellos, pues la lealtad es ya un concepto demasiado impreciso.

Así que una posición congruente en estos tiempos podría ser: quien no tenga por amigo a un enemigo… que se lo consiga.