Internacional

Debilidad de Merkel en casa no lo es tanto en el exterior

Bruselas — Si algo ha demostrado Angela Merkel en la Unión Europea durante los últimos 12 años, es que nunca conviene subestimar su destreza política. La canciller alemana regresa al escenario europeo el viernes en una cumbre de la UE después de perderse la anterior debido a un inusual momento de debilidad en casa, donde tiene problemas para formar una coalición. Llegará a Bruselas como canciller interina, cuando desde hace años se la considera la custodia de Europa en su conjunto.

Es tan grande su fama de rigurosa confiabilidad que cunden los rumores de que por fin le empieza a fallar la intuición. Pero “no cuenten con ello”, dicen los observadores, que añaden que la noticia de su muerte política es muy prematura.

“Nos hemos habituado a verla tan fuerte y sólida. Ahora, cuando no resulta tan evidente, hay malestar en Europa”, dijo el profesor de ciencias políticas Hendrik Vos, de la Universidad de Gante. “Es una exageración”.

Merkel misma se mantiene firme en su resolución de cumplir un nuevo período al frente de Alemania y a primera vista hay pocas opciones, lo que en Alemania se llama “Alternativlos” y en Europa significa que las alternativas también son escasas.

Sin duda, Alemania es la usina de la UE, el país más grande con la economía más grande situado en el centro mismo del bloque de 28 naciones, que serán 27 tras la partida de Gran Bretaña.

Y desde la reunificación de 1990, Alemania ha terminado de desechar su cascarón de la posguerra. Con Merkel, una Alemania más afirmativa tiende a aparecer como una bendición más que una plaga.

“En nuestro vecindario europeo habría desconcierto y gran preocupación si las fuerzas políticas del país más grande y económicamente más fuerte de Europa no cumplen su responsabilidad” para poner fin rápidamente al impasse interior, dijo el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier.

Y después de todo, las crisis de gobierno prolongadas abundan en Europa, donde la mayoría de los gobiernos están constituidos por varios partidos.

“El papel de Alemania no cambiará porque el FDP (liberales) se nieguen a sumarse al gobierno”, dijo Manfred Guellner, director del instituto de encuestas alemán Forsa.

Aunque los problemas de Merkel dejen entreabierta la puerta a la conducción de Europa, nadie se esfuerza por meter un pie para dejarla afuera: se la respeta demasiado y Alemania es demasiado indispensable.

El presidente francés Emmanuel Macron, con todo el impulso que le dio su victoria electoral en mayo, aparece como un líder capaz de echar sombra sobre Merkel.

La última vez que Merkel participó de una cumbre, se la vio con Macron y la primera ministra británica Theresa May entre los dos, instando a la líder del Reino Unido a acelerar las negociaciones del Brexit.

Cuando Merkel se perdió la cumbre de la semana pasada en Goteburgo, Suecia, May y Macron se reunieron en privado en una playa barrida por el viento, un buen símbolo de la velocidad de los cambios en la mecánica de la diplomacia.

Tal vez sea adecuado que Macron no concurra el viernes. Como francés, Macron sabe que nada se mueve sin la participación de una Alemania fuerte.

Desde el comienzo, Francia y Alemania generalmente han marchado al mismo paso y ninguna de las grandes reformas se produjo cuando hubo diferencias entre ellos.

“El presidente ha invertido mucho en la relación con la canciller Merkel. Ella es popular en Francia. Aquí se la respeta. Adicionalmente, uno prefiere trabajar con la gente que conoce”, dijo Richard Ferrand, quien preside el bloque mayoritario de Macron en la cámara baja, al semanario alemán Die Zeit.

Si Merkel ha de pasar por un momento de debilidad política, éste podría ser el tiempo justo. Cumplió el papel fundamental de sacar a Europa de la crisis financiera como bloque unido, aunque las relaciones con la endeudada Grecia llegaron al borde de la ruptura.

La crisis de migración en la que cientos de miles llegaron al corazón de Europa desde Siria y el norte de África también ha amainado. Las economías continentales empiezan a mejorar.

Con todo, la partida inminente de Gran Bretaña es un momento de catarsis para la UE y la unidad sigue siendo esencial.

Al mismo tiempo, Macron lidera el debate a favor de una mayor integración de los países centrales en materia de banca, finanzas y armonización impositiva. Por todo eso, la participación de Alemania es esencial.

Y es donde Francia y Alemania, por encima de sus ideales europeos, podrían chocar.

Merkel ha hecho carrera como la prudencia personificada, mientras que la divisa de Macron parece ser la del revolucionario francés Georges Danton: “Audacia, más audacia y siempre audacia”.