Febrero 24 de 2005: muere en Monterrey a los 82 años de vida, el ex gobernador Eduardo A. Elizondo. Nació en Monterrey el 7 de diciembre de 1922, hijo de don Eduardo Elizondo y doña Consuelo Lozano, familia bien acomodada en la sociedad nuevoleonesa. Estudió toda su carrera localmente, titulándose de abogado por la Universidad de Nuevo León, en 1945. Se especializó en derecho mercantil y fiscal, dando clases en el ITESM. Su trayectoria profesional tiene qué ver con la banca y la industria, pues junto al abogado Luis Santos de la Garza fundó un despacho legal que hasta la actualidad da servicio a varias instituciones privadas. Casó con la señorita Laura Barragán y formaron una familia que se distingue por su fineza de trato personal y en sus participaciones sociales. El prestigio del abogado Elizondo creció en la Banca, al tiempo que se desempeñaba como Defensor de Oficio del fuero común, y luego como Agente del Ministerio Público de la Procuraduría del Estado.

El gobernador Livas Villarreal le abrió la puerta grande de la política al nombrarlo Tesorero General del Estado, desempeñándose magistralmente y, en el año de 1965, renunció para ser Rector de la Universidad de Nuevo León. Como en sus anteriores puestos, Eduardo A. Elizondo lució sus dotes administrativos y académicos por lo que el 12 de mayo de 1967 presentó su renuncia a la Rectoría Universitaria, para ir por la candidatura del PRI al Gobierno del Estado, siendo electo por clara mayoría como Gobernador de Nuevo León para el ejercicio 1967 a 1973. Inmediatamente arrancó una gran cantidad de obras urbanas como la ampliación de la Avenida Juárez de Padre Mier hasta Colón, y otras vialidades como la ampliación de la avenida Cuauhtémoc, que transformaron el rostro de la Ciudad capital del Estado. Sin embargo, durante su administración creció un problema político generado precisamente en la Universidad de Nuevo León, de donde él había sido Rector. La autonomía universitaria fue la manzana de la discordia y el tema le apasionaba.

El movimiento político que se generó coincidía con la lucha clásica de los diversos grupos universitarios, entre los que estaba el declarado progresista, que impulsaba e hizo llegar a la rectoría en febrero de 1971 al ingeniero civil Héctor Ulises Leal Flores. El gobernador Elizondo, con el apoyo del Congreso del Estado, creó como figura de gobierno de la Universidad Autónoma de Nuevo León una Asamblea Popular, misma que no aceptaron los universitarios encabezados por el Rector y todo el Consejo Universitario, tildándola de “populachera” pues de los 37 integrantes, sólo 13 eran universitarios y los demás era representantes de la sociedad externa a esa Casa de Estudios. Hubo manifestaciones afuera de las aulas universitarias y el gobernador reaccionó a las protestas nombrando como nuevo rector al médico Arnulfo Treviño Garza, buen tipo, pero de extracción militar por lo que las protestas fueron enfocadas a nivel nacional, diciendo que el ejército mandaba en la UANL. Se pidió apoyo solidario a otras universidades del país, y el conflicto creció a proporciones nacionales. En mayo hubo enfrentamiento entre policías y estudiantes que se manifestaban, empeorándose la crisis. El gobierno federal encabezado por Luis Echeverría envió como intermediario al ex rector del ITESM ingeniero Víctor Bravo Ahuja, secretario de Educación Federal, quien le solicitó al gobernador Elizondo que diera marcha atrás a la ley, a lo que Elizondo respondió con su renuncia, el 5 de junio de 1971. Se reinstaló a Ulises Leal en la Rectoría y llegó como gobernador sustituto Luis M. Farías, quien tampoco tuvo buenas relaciones con Leal Flores, reiniciándose la lucha al interior de la UANL por lo que Ulises Leal Flores salió de la Rectoría. El conflicto político fue el mayor de los últimos tiempos, superado tan sólo por el de la crisis en el ISSSTELEÓN. Don Eduardo A. Elizondo es considerado como uno de los grandes gobernadores del Estado, a pesar de que estuvo menos de cuatro años en la gubernatura; se retiró de la vida pública y murió el 24 de febrero de 2005, recibiendo honores en las diversas instancias públicas.