Internacional

El caso de Ucrania afecta al Departamento de Estado de EEUU

WASHINGTON  — El Departamento de Estado se ha visto profundamente afectado por la rápida intensificación de las investigaciones de juicio político a Donald Trump, luego de que se revelara que el presidente norteamericano reclutó a varios diplomáticos para que buscaran información que pudiera perjudicar a un rival político, amenazando con empañar su reputación como un brazo no partidista de la política exterior de Estados Unidos, dijeron exfuncionarios de alto rango.

El Departamento ya atravesaba por un estado de ánimo deprimido bajo un presidente que, a veces, ha lucido hostil hacia su misión, y ahora se tambalea tras días de revelaciones que lo colocan en el centro de un escándalo político cada vez más grave, afirman exdiplomáticos que temen que la turbulencia perjudique a los objetivos de la política exterior de Estados Unidos en el resto del mundo. “Estos han sido tres años devastadores para el Departamento de Estado”, declaró Heather Conley, asesora sénior de políticas en el Departamento de Estado bajo el mandato del presidente George W. Bush. “Se percibe una sensación de incredulidad. No saben quién será el próximo en recibir una citación”.

El primer golpe fue la publicación de una borrador de transcripción de la llamada del 25 de julio entre Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy, en la que el presidente estadounidense lo presionó para que su gobierno investigara al hijo del exvicepresidente Joe Biden.

En la llamada telefónica, el presidente también desacreditó al exembajador de Estados Unidos en Ucrania, quien fue destituido de su cargo en mayo en medio de una campaña coordinada por el abogado de Trump, Rudy Giuliani.

El jueves se publicaron mensajes de texto entre el enviado especial de Ucrania, Kurt Volker, y dos diplomáticos de alto rango mientras se apresuraban a adaptarse a la campaña de Giuliani para obtener el apoyo de Estados Unidos a Ucrania en la búsqueda de posible información políticamente perjudicial.

“Este es apenas el más reciente de una gran cantidad de cosas muy dañinas que se han hecho al Departamento de Estado”, dijo Thomas Pickering, exembajador de Estados Unidos ante la ONU y Rusia bajo el mandato del presidente George H.W. Bush. “Representa una nueva forma de ignorar y castigar a las personas que se han comprometido profesionalmente con el país y la Constitución”.

Con Washington en un estado de confusión por la escalada de la investigación de juicio político, el secretario de Estado Mike Pompeo recorría el sudeste de Europa el viernes, tratando de ignorar el furor en propio su país.

Hace unos días en Roma, Pompeo reconoció por primera vez que estuvo presente durante la llamada telefónica del 25 de julio entre Trump y Zelenskiy.

Los demócratas de la Cámara de Representantes lanzaron la investigación del juicio político sobre el caso Ucrania después de que un informante del gobierno revelara la llamada de Trump a Zelenskiy y la presión para que un gobierno de otro país interfiriera en las elecciones de Estados Unidos escarbando información que pudiera afectar a Biden.

Trump ha buscado, sin pruebas, implicar a Biden y a su hijo Hunter en el tipo de corrupción que desde hace tiempo azota Ucrania. Hunter Biden fue miembro de la junta directiva de una compañía de gas ucraniana al mismo tiempo que su padre dirigía las relaciones diplomáticas del gobierno de Obama con Kiev. Aunque el momento elegido suscitó preocupación entre los defensores de la lucha contra la corrupción, no ha habido pruebas de que el exvicepresidente o su hijo hayan cometido actos ilícitos.

Trump ha tenido una relación tensa con el Departamento de Estado desde que asumió el cargo, proponiendo repetidamente recortar su presupuesto, dejando puestos clave sin cubrir y eligiendo a funcionarios políticos en lugar de funcionarios de carrera del servicio exterior para las embajadas en un grado mayor que otros presidentes recientes.

Su decisión de despedir a la embajadora de Estados Unidos en Ucrania, Marie Yovanovitch, una respetada funcionaria de carrera, consternó a muchos diplomáticos.

“Esta es una fuerza de trabajo que ya se siente asediada y socavada y en una permanente posición defensiva”, afirmó Derek Chollet, exasesor principal de políticas en el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado. “La falta de una defensa vigorosa de ella es una señal de que son muy vulnerables aquí. Sólo confirma sus peores temores”.

Otros exfuncionarios y exdiplomáticos dicen que se ha debilitado la posición de Estados Unidos en todo el mundo.

“Incluso una insinuación de que el presidente utiliza el poder de su cargo para promover sus intereses personales en las próximas elecciones nacionales debilitará significativamente a Estados Unidos en cuanto a la diplomacia y los asuntos militares, especialmente con nuestros aliados de la OTAN, que siguen todo esto de cerca con verdadera preocupación”, opinó James Stavridis, un almirante retirado de la Marina que fue el principal comandante de la OTAN en Europa de 2009 a 2013.

“Hemos llegado a una situación en la que no sólo la imprevisibilidad es el sello distintivo de Estados Unidos, sino también la falta de confiabilidad”, agregó Pickering. “La sabiduría y el juicio por el que se conocía a Estados Unidos han disminuido”.