23/Apr/2024
Editoriales

Marzo 18 de 1938: expropia el presidente Lázaro Cárdenas del Río, las compañías petroleras extranjeras que explotaban los pozos existentes en el territorio nacional

 

Marzo 18 de 1938: expropia el presidente Lázaro Cárdenas del Río, las compañías petroleras extranjeras que explotaban los pozos existentes en el territorio nacional. En aquel momento había un problema laboral importante que tensaba el ambiente en todos los niveles sociales, consistente en que los trabajadores mexicanos demandaban ante las autoridades laborales mejores prestaciones salariales, y las empresas se negaban arguyendo supuestas condiciones existentes en el mercado internacional del petróleo.

  Estas empresas concesionarias eran en su mayoría de países influyentes como Inglaterra y Estados Unidos, mismos que por conducto de sus embajadores presionaban al gobierno mexicano para que les protegiera sus intereses, so pena de sufrir un boicot. El gobierno de Lázaro Cárdenas desde luego que no protegió a las petroleras trasnacionales ni siquiera a las escasas empresas petroleras nacionales que junto a las foráneas explotaban hidrocarburos desde tiempos de Manuel González y Porfirio Díaz.

  El conflicto rebasó el terreno jurídico – laboral para convertirse en una lucha del poder económico y político extranjero en contra del orden legal establecido en México, pues las compañías –aprovechando el conflicto- buscaban ejemplificar para que en otras naciones donde tenían intereses similares, supieran lo que les esperaría en caso de no colaborar con ellas. El caso es que las compañías petroleras se negaron a acatar el fallo de la Suprema Corte de Justicia mexicana que beneficiaba a los trabajadores, pues sus demandas eran justas y apegadas a la ley vigente. Estas trasnacionales no acataban la orden de las autoridades mexicanas, pensando que el presidente Lázaro Cárdenas intervendría en su favor, pero fue al revés, al tomar el mandatario mexicano la histórica decisión de expropiar.

  Considerando que el mundo estaba inmerso en la segunda guerra mundial, los escenarios posibles eran complejos y peligrosos. Luego de ponderar el problema y seguramente tras un buen análisis político – militar, Estados Unidos aceptó sin chistar la expropiación, pero exigió de inmediato la indemnización de los bienes incautados. En cambio, Inglaterra no aceptó, y lideró un boicot contra México. El pueblo, por su parte, se unió en torno a su presidente y hasta las familias más humildes rompieron su cochinito para donar sus ahorros para que nuestro país pagara esa intempestiva deuda y pudiera recuperar el petróleo del subsuelo.

  La importancia económica del petróleo es tal, que buena parte del desarrollo nacional desde aquel tiempo, se ha apoyado en los ingresos de su exportación, y la prueba es que actualmente, al caerse los precios por barril en los mercados internacionales, de inmediato aparecieron los nubarrones de crisis en nuestro cielo. Al margen de cuál debiera ser la reacción de la economía nacional, lo cierto es que hoy celebramos la expropiación petrolera, que nos dio fortaleza económica y presencia en un mundo dependiente de los hidrocarburos.