20/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Febrero 18 de 1913: Consuma Victoriano Huerta la traición al presidente Francisco I. Madero. Este traidor se entendía con los sublevados que estaban refugiados en la Ciudadela y con el embajador de Estados Unidos que operaba un plan para desestabilizar México. Madero acababa de ser informado de ello y para salvar la honra de Huerta, Madero le da un plazo de 24 horas al jefe militar para desalojar de la ciudadela a ese grupo de sublevados, y Huerta le responde: “Prometo a usted, señor presidente, que mañana todo habrá terminado”. Y efectivamente así sucedió, pero en sentido contrario a lo prometido, pues envió a Aureliano Blanquet a que apresara al presidente y al vicepresidente, luego pactó con los sublevados en el conocido Pacto de la Embajada, después obligó a los dos altos funcionarios a que renunciaran por escrito, y :”Aceptadas por el Congreso las renuncias, entró en funciones de presidente de la República el secretario de Relaciones Exteriores Pedro Lascuráin, que en 45 minutos renunció en favor de Victoriano Huerta”, en un acto que ha sido considerado como el récord de menor tiempo en la presidencia de todos los países del mundo. Madero fue sometido a un examen psicológico buscando cómo justificar su renuncia con un diagnóstico de incapacidad mental para ejercer el cargo, pero al no conseguirlo, Huerta dispuso la muerte de los dos secuestrados el 22 de febrero de ese año. En esa señalada fecha, Madero y Pino Suárez fueron acribillados como traidores a la patria, cuando está claro que, por el contrario, Francisco I. Madero es un mártir de la democracia. Este crimen político desata la segunda etapa de la revolución mexicana, pues los revolucionarios regresan a las armas para deponer al presidente usurpador, hasta que lo hacen morder el polvo. La historia de la revolución mexicana es amplia y aleccionadora, pues se vivieron momentos de angustia, de crímenes, de batallas militares y de otras traiciones, pero ninguna como la de Huerta contra Madero.