03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Noviembre 10 de 1847: Cae el Puerto de Mazatlán en manos del ejército invasor norteamericano sin enfrentamientos militares. Las tristes condiciones del país - el general Scott ya gobernaba de facto la Capital mexicana, el mexicano Santa Anna entregó el mando del Ejército al general Isidro Reyes y, tres semanas antes el Puerto de Guaymas se había rendido- el jefe de la defensa de Mazatlán, coronel Rafael Téllez retiró a sus tropas con rumbo a Venadillo.

Al día siguiente sería electo presidente interino el general Pedro María Anaya, y pareciera que Santa Anna y sus seguidores disfrutaban de la derrota, pues ya habían conseguido que los mexicanos se dividieran, unos querían un México libre, mientras otros querían que Santa Anna siguiera gobernando a cualquier precio. 

Lo grave es que ‘Su Alteza Serenísima’ tenía muchos seguidores, los que lo habían hecho once veces presidente de México. 

Estados Unidos nunca imaginó que sería tan fácil derrotar a los mexicanos, pues las batallas duraban dos o tres días y el Ejército Nacional se rendía a pesar de que entre los militares había muchos que no querían hacerlo pero la disciplina militar los obligaba a obedecer las órdenes superiores. 

Estas lecciones de la historia no deben ser desaprovechadas por las actuales generaciones, pues comienzan a delinearse nuevas leyes enderezadas en contra de la democracia nacional, y la nueva política norteamericana está por cambiar, lo que no necesariamente implica un mejor trato del poderoso país vecino que de nuevo puede hacer de las suyas, si advierte un México dividido y sin democracia. Es momento de cerrar filas en favor de nuestras instituciones democráticas.