03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

 

Diciembre 8 de 1993: Toma protesta Luis Donaldo Colosio Murrieta al interior del PRI como candidato a la presidencia de la República. Hijo de Luis Colosio Fernández y Armida Ofelia Murrieta García, nació en Magdalena de Kino, Sonora, el 10 de febrero de 1950. Estudió economía en el Tecnológico de Monterrey (ITESM); fue diputado federal por Sonora en 1985, desempeñándose como presidente de la Comisión de Programación, Presupuesto y Cuenta Pública, en concatenación con el secretario del ramo en el gobierno de De la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, con quien llevó una cercana relación personal y política. Siendo oficial mayor del PRI, coordinó en 1988 la campaña política presidencial de Salinas, y tras una fuerte competencia con el candidato Cuauhtémoc Cárdenas, CSG se alzó con la victoria. En ese momento inició la carrera ascendente de Colosio, pues llegó a ser presidente del Partido Revolucionario Institucional, de ahí fue secretario de Desarrollo Social y posteriormente, candidato a la presidencia. El 28 de noviembre anterior, ya siendo candidato electo del PRI, nombró coordinador de su campaña a Ernesto Zedillo, quien renunció a la secretaría de Educación.

El día 1º de enero de 1994, sucedieron dos cosas importantes que empañaban la candidatura de Colosio: inició el TLC -la sociedad económica de México con Estados Unidos y Canadá-; y el alzamiento del EZLN, un grupo guerrillero que atacó al Ejército Nacional para, supuestamente, defender a los indígenas chiapanecos. Una semana después, el 8 de enero, comenzó una serie de atentados en el país, comenzando por una bomba que estalló en un centro comercial (Plaza Universidad) de la ciudad de México. Hubo muchas novedades que impidieron el desarrollo de la campaña colosista, pues su adversario priísta Manuel Camacho fue nombrado comisionado para la pacificación de Chiapas, llevándose los reflectores nacionales en su actuación. Durante su campaña, el 23 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio fue acribillado y muerto en un mitin político en el Estado de Baja California. Recuerdo aún la emoción que sentí cuando fue nominado Colosio a la presidencia, pues llevábamos una buena amistad y había sido mi jefe directo en la presidencia del PRI.

Igual recuerdo el dolor que me causó la noticia de su atentado pues acababa de saludarlo unos días antes cuando vino a Nuevo León, y visitó el Palacio de Gobierno invitado por el gobernador Sócrates Rizzo. Nunca olvidaré su frase inusualmente amable con la que cerró esa mini – conversación durante nuestro saludo: ¡vamos bien! Estoy convencido de que él hubiera sido un gran presidente de México.