19/Apr/2024
Editoriales

La vajilla

la vajilla más codiciada es una colección de piezas de porcelana para servir y degustar alimentos cuya característica principal es tener el mismo estilo y color en todas sus piezas. Normalmente se complementa con juegos de cuchillería de materiales diversos. En algunos diseños sofisticados no todas las piezas de la vajilla son iguales, pero sí complementarias y hacen juego entre ellas. Una familia de clase media para arriba en la escala socio económica actual, necesita para justificarse socialmente poseer una vajilla de buen ver.

Las vitrinas clásicas de los muebles del comedor de una casa están diseñadas para almacenar – lucir la vajilla familiar. La belleza y calidad de las vajillas tienen el referente de las chinas, pues en ese país oriental existen de porcelana de alta calidad desde el siglo VI. Sin embargo, el antecedente es que los babilonios desde 3 mil años adC ya fabricaban loza. Pero en Europa no se conocía el concepto de vajilla, y cuando llegó en el siglo XVII, los ingleses tenían la exclusividad de importación, pues el caolín era la materia prima para fabricar la cerámica en China que en Europa no existía. Empero, en 1698 el barón alemán Schnorr encontró en Sajonia un yacimiento de caolín europeo, y de inmediato von Schirnahaus y Johann Friedrich Böttger adecuaron su proceso de fabricación a las condiciones europeas. Era tan relevante contar con una vajilla que Enrique IV solicitó a las Cortes de Burgos un impuesto extraordinario “para la compra de vajilla del Rey Nuestro Señor”.

También en el siglo XV, el rey de Nápoles ofreció un banquete al rey de Aragón de tanto lujo que la vajilla fue una importante protagonista. La enorme cantidad de piezas que la componían ocupaba una de las paredes del amplio salón y en medio estaba un aparador con ochenta piezas de plata y otras tantas de oro, como fuentes, jarras, platos y copas. Trescientos platos de loza –la porcelana no había llegado todavía-, más tazas y jarritas para el vino. La característica principal era que toda la vajilla estaba pintada con los colores de la corona de Aragón y los comensales se sentaban a la mesa con redobles de tambor. La palabra vajilla se empleaba en Castilla a principios del siglo XVI, aunque su original vaixella era valenciano. Sin embargo, como sucede con todo, al fabricarse en serie se abarataron las vajillas y en el siglo XX se empezaron a utilizar otros materiales diversos al caolín, con lo que se popularizaron las vajillas al convertirse en artículo al alcance de los presupuestos clase medieros.