28/Apr/2024
Editoriales

Las pequeñas cosas

 

Cada vez me convenzo más que no hay cosas grandes ni cosas pequeñas, solamente existen las cosas de la vida.

Cierta noche un grupo de nómadas se organizaba para dormir en su campamento cuando de repente los rodeó una luz. Comprendieron que estaban en presencia de un ser celestial, pues habían orado mucho y con ansiedad esperaban un mensaje de gran importancia, especial para ellos, que actuaban buscando el bien propio y de sus prójimos.

Al fin se escuchó una voz fuerte que les dijo:

_Reúnan todos las piedras pequeñas que encuentren en el suelo y póngalas en sus alforjas, mañana viajen todo el día, así la noche los hallará contentos y un poco tristes...

Después de despedirse la Luz, los nómadas compartieron su decepción. 

Esperaban la revelación de una gran verdad universal que les permitiera generar riqueza, salud y propósitos para el mundo.

Y lo que habían recibido era, en cambio, una tarea insignificante, ‘carente de sentido’ para ellos. 

No obstante, el recuerdo del esplendor del Visitante hizo que cada uno de ellos recogiera algunos guijarros y los depositara en su alforja, no sin dejar de expresar su desconcierto.

Viajaron durante todo el día y por la noche, mientras armaban el nuevo campamento, revisaron sus alforjas y descubrieron que cada guijarro recogido se había convertido en un hermoso diamante. 

Y tal como se les había dicho, estaban contentos por tener los diamantes, pero al mismo tiempo tristes, por no haber recogido muchas más piedras pequeñas.

Así es la vida; llena de tantas cosas que consideramos pequeñas y ‘carentes de sentido’ que no les damos la importancia que tienen. Una palabra, un abrazo, un beso, una sonrisa, un apretón de manos, una caricia, una flor, un  saludo, un ‘te quiero’, un guiño, o un simple ‘gracias’, parecen piedras pequeñas o guijarros, ¡pero realmente son diamantes!

Cuento alemán, versión libre mía