10/May/2024
Editoriales

La oratoria

La semana pasada el Grupo Cultural Diálogos de Historia convocó a una reunión de cronistas e historiadores, en la que se pudo disfrutar de disertaciones magistrales con estilos muy diferentes.

Escuchar en vivo las expresiones de Carlota Vargas -estilo coloquial y anecdótico-; César Lucio Coronado -de larga trayectoria en las lides oratorias-, y de José Roberto Mendirichaga, de léxico sencillo y frases fundamentadas, permitió observar algunas diferencias y las muchas coincidencias en sus planteamientos.  

La facilidad de palabra es una de las mayores virtudes de los seres humanos, aunque todos podamos expresar nuestros pensamientos, pareciera ser que los grandes oradores han suscrito un pacto con las palabras que aparecen instantáneamente cuando las necesitan para expresar una idea. 

Nuevo León se ha distinguido por sus grandes oradores como: Carlos Canseco, Hernando Castillo, Adrián Yáñez, Even Garza Mascorro, Ramiro Estrada, y Minerva Juana María Torres, ya desaparecidos. 

Entre los vigentes destacan: César Garza Villarreal, César Lucio Coronado, Carolina Montemayor, María de Jesús Aguirre, y otros.   

Postulo que ellos seguirían siendo grandes oradores en cualquier idioma, y eso que existen más de 6 mil 500 lenguas, subdivididas en variables como el Veneciano del Italiano, o el Maya chorti del Maya chol. 

La importancia de una lengua no es el número de personas que la usan, pues hay abismales diferencias entre el Chino mandarín que lo hablan 850 millones de personas y el Seri, de sonora y la Isla del Tiburón en México, que es hablado por unas 32 personas, o el Chon, de los aborígenes argentinos, que lo hablan sólo 10 individuos, pues grandes poesías se han escrito en las ‘lenguas chicas’. 

Porque nadie sabe si el origen del habla es el mismo en todas las civilizaciones; es innegable el parecido en palabras como Madre en español, con el alemán Mutter, el catalán Mare, el danés Moder, el Ma del Afrikaans, el francés Mère, el letón Mãte, el inglés Mother, el ruso MaMa o Matrushka.

Incluso hay enorme similitud entre algunas frases del Inglés con el Iraní:  “I am an Iranan”, con “iraní am”. O el iraní “Robudan” con el español “robar” y el inglés “to rob”.

Hay palabras que en cualquier lengua provocan rechazo antes de saber su significado, como holocausto, genocidio y pederasta. 

Y otras generan sentimientos agradables como: amor, paz, Dios, gracias, etcétera.

A donde voy es que a los oradores serios como los mencionados, si se les explican los conceptos básicos de cualquier idioma, sin problemas expondrán sus ideas. 

Por más avances que existan en las formas y medios de comunicación escritos, la oratoria seguirá siendo una de las grandes artes de la humanidad.