Los votantes tuvieron la oportunidad — en esta elección— de romper el techo de cristal más alto de la política estadounidense y elegir a Kamala Harris como la primera mujer en ocupar la presidencia del país. En cambio, volvieron a poner a Donald Trump en la Casa Blanca, un regreso que se sustentó en un apoyo significativo —incluso algo mayor que antes— de las mujeres.
Algunas votantes lamentaron el miércoles la oportunidad perdida de que una mujer ocupara el Despacho Oval, y se preguntaron cuándo —si es que alguna vez— sucederá eso.
“Estoy horrorizada”, dijo Precious Brady-Davis, una mujer transgénero de raza negra que acaba de ganar un mandato de dos años en una junta de gestión del agua del área de Chicago, y cuya alegría por ello se vio atenuada. “Estoy decepcionada con mis compatriotas estadounidenses porque, una vez más, no elegimos a una mujer calificada para la presidencia”.
Quienes apoyaron a Trump —como Katherine Mickelson, una estudiante universitaria de 20 años, de Sioux Falls, Dakota del Sur— dijeron que la contienda se redujo a valores y a cuestiones como la economía, no al género. Incluso la misma Harris buscó ganarse un lugar en la historia sin hacer énfasis en su género.
“Si bien creo que a muchas mujeres les gustaría ver a una presidenta, incluida yo misma”, argumentó Mickelson, “no vamos simplemente a votar a ciegas por una mujer”.
A pesar del potencial histórico de la campaña de Harris, ella no pudo ampliar el apoyo que las mujeres dieron al presidente Joe Biden en 2020 para cimentar una victoria, según AP VoteCast, una encuesta nacional de más de 120.000 votantes de todo el país. El 53% de las mujeres apoyaron a Harris, en comparación con el 46% que apoyaron a Trump, un porcentaje ligeramente inferior a la ventaja de Biden entre ellas en 2020.
La idea de elegir a la primera mujer para la presidencia no ocupó un lugar relevante como motivador para los votantes. Sólo alrededor de 1 de cada 10 votantes dijo que el hecho de que Harris fuera la primera mujer fue el factor más importante para su voto, mientras que alrededor de una cuarta parte dijo que era un factor importante, pero no el más importante.
Denise Martin, de Georgia, tenía una opinión negativa: “De verdad siento que la mayoría de los estadounidenses todavía no están listos para una mujer. Son muy miopes”. Eso incluía, opinó, a algunas mujeres votantes.
Las mujeres tendían más que los hombres a decir que elegir a la primera presidenta fue al menos un factor en su voto, según mostró VoteCast, aunque pocas refirieron que fue el factor principal, y alrededor de 4 de cada 10 mujeres respondieron que no fue un factor.
Las mujeres negras estaban especialmente motivadas por el potencial de la primera presidenta: alrededor de un tercio dijo que era el factor más importante.
Maya Davis teorizó que la identidad de Harris como mujer negra y del sur de Asia “definitivamente” tuvo un papel en su derrota. Como mujer negra, la abogada de Carolina del Norte, de 27 años, refirió que ella misma se ve obligada a demostrar su valía con frecuencia.
“No creo que haya nada que pudiera haber hecho de manera diferente, lamentablemente”, agregó sobre Harris. “Tal vez no ser mujer”.
Las mujeres que apoyan a Trump —quien tiene 78 años, adoptó un estilo de campaña hipermasculino, usó expresiones sexistas y prometió proteger a las mujeres “sea que les guste o no”—, dijeron que encontraron su retórica tal vez desafortunada o exagerada, pero menos inquietante que las preocupaciones sobre la economía, la inmigración y el aborto.
Krissy Bunner, de Greenville, Carolina del Sur, llamó a Trump “promotor de las mujeres” y añadió que el futuro es “mucho más brillante” para ellas debido a que Trump fue elegido.
“Él hace mucho, ya sabes, por nosotras”, expresó la mujer de 56 años. Describió a las mujeres que favorecieron a Harris como engañadas por los medios, y dijo que las políticas fronterizas estrictas de Trump y su postura sobre prohibir que las atletas transgénero participen en deportes femeniles beneficiarían a todas las mujeres.
Virginia King, de 19 años, de Dallas, habló sobre la naturaleza espontánea de Trump. “Él como que habla abiertamente de lo que piensa y de lo que hace, mientras que otras personas lo ocultan”, explicó. “Eso probablemente no sea lo ideal, pero no hace que yo no lo apoye”.
Otras mujeres encontraron siniestra la grandilocuencia del expresidente, y temen que un segundo mandato suyo amenace aún más sus derechos dos años después de que sus designados para la Corte Suprema ayudaron a anular el derecho al aborto.
“Todas las protecciones de las mujeres van a desaparecer si de inicio no proteges la cuestión fundamental básica de la democracia”, argumentó la maestra jubilada Mary Ellen Brown, de 66 años, de Newtown, Pensilvania, quien agregó que se vistió de negro el miércoles y teme que su familia pierda la fe en su país.
Después de que Harris se uniera a la contienda en julio, Trump redobló las provocaciones con bromas que muchos consideraron paternalistas —y cosas peores—, mientras intentaba cerrar la brecha de género. También ofendió a muchos al llamar a Harris “estúpida” o “perezosa”. Su compañero de fórmula, JD Vance, llamó a la vicepresidenta “basura”.
El discurso no molestó a Nina Christina, una enfermera de Carolina del Norte más preocupada por alimentar a sus hijos. Christina, de 35 años, votó por Trump y dijo que sólo espera evitar encontrarse en una situación económica complicada.
“No debería ser tan difícil sobrevivir en la vida cotidiana”, manifestó Christina, y agregó que Harris ya tuvo la oportunidad de arreglar la economía. Harris, de 60 años, pasó por alto el color blanco sufragista que lució Hillary Clinton en 2016 y rara vez habló sobre el techo de cristal durante un frenesí de enérgicas paradas de campaña desde que se convirtió en la candidata demócrata en julio.
Sus partidarios acogieron con agrado el tono optimista después de lo que consideran como una serie de reveses para el progreso de las mujeres en los últimos años: un aumento de la carga de trabajo durante la pandemia —cuando los niños se quedaron en casa en lugar de asistir a la escuela, en 2020—; la revocación de Roe vs. Wade, en 2022; y la constante serie de casos de acoso y abuso sexual en el contexto del movimiento #MeToo, algunos de ellos presentados contra Trump.
En Minneapolis, Audrey Wesley, de 90 años —quien ha votado en más elecciones presidenciales de las que puede recordar en este momento—, informó que tenía la esperanza de que una victoria de Harris marcara el comienzo de un resurgimiento bipartidista.
“No puedo creer que un hombre que ha hecho tanto contra la ley pueda siquiera postularse a la presidencia”, agregó Wesley en relación con la letanía de batallas legales, incluidas las acusaciones de agresión sexual, que Trump lleva consigo al cargo. “Nuestro sistema es disfuncional”.
Relativamente pocos votantes dijeron que los procesos legales contra Trump fueron un factor importante en su decisión para esta elección, según AP VoteCast. Sólo alrededor de una cuarta parte de los votantes de Trump dijeron que los casos legales que lo involucraban fueron al menos un factor importante, pero aproximadamente 8 de cada 10 votantes de Harris lo hicieron.
Algunas mujeres votantes experimentaron la brecha de género dentro de sus propios hogares o familias, mujeres como Dee Bertino, de 55 años, de Moorestown, Nueva Jersey: durante su primera cita, ella y su ahora esposo discutieron todo el tiempo sobre el efecto derrame —la llamada economía del goteo—. Veinticinco años y dos hijos después, envió por correo su voto por Harris mientras que su esposo votó por Trump.
Bertino refirió que su principal preocupación eran los derechos de las mujeres, pero también lamentó la falta de civilidad que sentía que ha desatado Trump. Su esposo, Bob, de 58 años, con quien dirige una empresa de salud sexual, también apoyaba el derecho al aborto, explicó, pero sentía que la economía, la inmigración y otros temas eran más importantes.
Tener a una mujer en la presidencia “no es tan importante” para mí, manifestó Bertino. “Pero realmente creo que nuestra democracia se enfrenta a su mayor amenaza en la historia, y hay que detener a Trump”.
Bertino y su esposo debaten acaloradamente sobre política y las elecciones, pero ese no es el caso para Martin, de Peachtree City, Georgia,
Martin, de 61 años, es asistente de vuelo. Su pareja es piloto. Él votó por Trump —por tercera vez—. Ella votó por Harris. Hablar de política es tenso y doloroso, y ambos saben que deben evitarlo.
Cuando Clinton perdió en 2016, Martin dijo que estaba fuera de sí y no pudo hablar con su pareja durante días. Este año, Martin esperaba celebrar en privado la ascensión de la primera presidenta, una mujer a quien apoyaba no porque fuera mujer, sino porque era la candidata adecuada: “tan reflexiva, tan inteligente, tan elocuente”.
Pero las noticias no parecían buenas, así que se fue a la cama. Se despertó y vio que Trump había sido declarado ganador de la contienda, y no pudo evitar las lágrimas. Entre sus principales preocupaciones: el futuro de la democracia; la atención médica —especialmente la atención reproductiva para las mujeres jóvenes—; el respeto por la ciencia; la política climática; y la posición de Estados Unidos en el mundo.
Como ha dicho la propia Clinton, Harris no necesitaba enfatizar la cuestión del género porque el público se ha acostumbrado a ver más mujeres candidatas. Siete mujeres, quienes representaban a tres partidos políticos, se postularon a la presidencia en 2020.
“Ahora no tenemos una única imagen de una persona que resulta ser mujer que se postuló a la presidencia —es decir, yo—”, declaró a la AP en septiembre. “Ahora tenemos una oportunidad mucho mejor para que las mujeres candidatas, empezando por Kamala, sean vistas de una manera que simplemente dé por sentado el hecho de que, sí, ¿qué crees?: es mujer”.
Elizabeth Herbert, una maestra jubilada de Wake Forest, Carolina del Norte, quien votó por Trump, lo considera un líder fuerte y un hombre de familia. Aún le gustaría ver a una mujer presidente. Simplemente Harris no la convenció.
“Creo que una mujer podría hacer un gran trabajo como presidenta”, dijo. “No creo que ella sea la mujer adecuada”.
Algunas mujeres que votaron por Harris informaron a la AP que estaban demasiado aturdidas para hablar sobre la noticia. “Estoy devastada”, escribió una en mensaje de texto. “Necesitaré un poco de tiempo”, escribió otra. Unas más reportaron que se obligaban a seguir adelante.
“Superaremos el día de hoy y luego descansaremos un poco”, agregó Martin, ansiosa por jugar trivia con sus amigos más tarde.
“El mundo va a cambiar, pero tenemos que encontrar nuestro camino en él. No podemos dejar que esto nos arruine”.