02/Jul/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Junio 29 de 1976: muere en un accidente aéreo en Ciudad de México, el conocido empresario regiomontano Don Humberto Lobo Villarreal. Nació en Monterrey el 29 de diciembre de 1917, en el hogar de Humberto Lobo y la maestra Juanita Villarreal, matrimonio de la naciente clase media regiomontana, que procrearon nueve hijos. El joven Humberto cursó sus primeros años de educación primaria en colegios de la Ciudad pero, ante la precaria economía familiar, a la par de sus estudios trabajaba desde su infancia comerciando con diversos productos fabricados en casa. La familia Lobo Villarreal se mudó a Parás, Coahuila debido a una oportunidad para que la señora Juanita dirigiera un colegio particular, sin embargo, el joven Humberto se quedó en la ciudad al cuidado del padre Jardón, quien le formó no sólo en el aspecto espiritual, sino también el espíritu productivo que Humberto mostraba siempre.  

 También el mismo padre Jardón le abrió las puertas de la Vidriera Monterrey con una recomendación y que Humberto, quien ya contaba con quince años de vida, fuera contratado como mensajero del departamento de ventas, empresa en la que alcanzó responsabilidades mayores en base a su capacidad.

 Humberto consiguió la representación de una empresa europea que fabricaba baquelita, material que la misma Vidriera necesitaba para fabricar las tapas de sus envases de vidrio.

  Tenía apenas 17 años de edad y ya era un experimentado vendedor y emprendedor, y le contrató Troqueles y Esmaltes para que manejara su tienda en el flamante Mercado del Norte, convirtiendo esa tienda en el modelo para todas en TRES (Troqueles y Esmaltes, S. A.). posteriormente fue contratado por Berel para mejorar los servicios de impermeabilización, en donde aprendió y mejoró esa actividad productiva que le abrió la imaginación de nuevas formas de aplicación y comercialización.

 En 1940 casó con Dolores Morales, con quien formó además de una familia integrada por sus once hijos: Dolores, Cristina, Humberto, Fernando, Francisco, Javier, Margarita, Rodrigo, Rosa María, Magdalena y Laura.

 A cinco años de matrimonio, Don Humberto formó con la ayuda de su esposa la empresa Protexa, con el mismo espíritu regiomontano, empezando a fabricar sus productos en la casa familiar, ubicada en el actual Barrio Antiguo, por la calle de Ocampo 928, sitio actualmente convertido en museo.

 Su experiencia en los negocios fue básica para su éxito, pues Protexa utilizaba las mejores materias primas y su sistema de ventas fue el llamado cambaceo, es decir, casa por casa, en forma organizada con rutas para los vendedores.

  El crecimiento de la empresa Protexa fue espectacular, instalándose en el municipio de Santa Catarina y a nivel nacional fue de las más grandes y se desdobló en el área de la construcción con su denominación de Construcciones Protexa, que no sólo impermeabilizaba sin también construía todo el proyecto para sus clientes que atraídos por el prestigio, hicieron del Grupo Protexa una de las grandes empresas de Monterrey, es decir de México.

 

 Sin embargo, la necesidad de moverse rápidamente a los diversos frentes del negocio, don Humberto, acompañado de su hijo Francisco, y los pilotos David Gutiérrez y Jaime Sarabia, sufrieron un trágico accidente cuando aterrizaban en su propio avión, en la Ciudad de México, muriendo todos un día como hoy del año 1976. La sociedad regiomontana se conmovió y sus hijos, en forma especial el ingeniero Humberto Lobo Morales, continuaron con la empresa.