11/May/2024
Editoriales

El Parricida

El parricidio no es nuevo, incluso en la Biblia dice en Mateo 10:21 “… los hijos se levantarán contra los padres y les causarán la muerte”.

Al revés, en 1581 el monarca ruso Iván IV “El Terrible” asesinó a su hijo en un ataque de ira.

Pero esas ‘noticias’ consignadas en libros antiguos no impactan tanto como leer que hace unos días, en Montemorelos, encontraron los cuerpos de un matrimonio asesinado según la prensa, por su propio hijo, quien aparentemente los ultimó para quedarse con el negocio y las propiedades familiares.

El seguimiento de esta nota roja aporta datos increíbles, como que el joven después de cometer el doble crimen organizó fiestas en la casa que era de sus padres.

No es sencillo encontrar explicación del comportamiento de algunos hijos jóvenes que se desesperan al no tener una vida intensa como se les ha enseñado a venerar en las películas.

Algunos padres han tenido la culpa, pues la formación cultural que le dan a sus hijos está basada en conceptos hedonistas (Hedonismo es la búsqueda de placer como razón de vida), colocándolos en la cúspide de la pirámide de sus aspiraciones, es decir, necesitan alcanzarlos para sentir que llegaron a la meta. 

Pero las formas tradicionales de conseguir satisfactores con trabajo, superación y ahorro, son muy lentas y las rechazan. 

Incluso esperar que mueran los padres no es opción; pueden ser longevos.

Quieren autos, mujeres, dinero y droga por la vía rápida, como sensación de poder sobre los demás.   

Es difícil saber qué estaba pasando por la mente de este joven cuando mató a sus padres, pero de lo que estoy cierto es que el remordimiento llegará tarde o temprano.

Aún si no hubiera sido descubierto y apresado, los negocios familiares -manejados por él- hubieran quebrado, porque sus principios son inmorales, y así se pierden los prestigios comerciales.

Arrepentirse del mal causado no basta, pues al mismo tiempo se interrumpió el bien que a sus negocios hacían las víctimas inocentes asesinadas, sus propios padres.

Analizar los sentimientos de este parricida no vale la pena.