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Récord de remesas de EE. UU. a México genera dudas sobre lavado de dinero

El gobierno mexicano ha señalado que este año ha habido una cantidad récord de remesas enviadas al país por parte de ciudadanos que viven en Estados Unidos, en medio de la pandemia mundial de COVID-19, aunque se sabe que los grupos del crimen organizado han utilizado durante mucho tiempo este tipo de transferencias para blanquear dineros sucios.

El Banco de México (Banxico) informó, con base en datos oficiales, que durante los primeros siete meses de 2021 al país ingresaron más de US$28.000 millones en remesas provenientes de Estados Unidos.

Esta cifra representa un aumento del 23 por ciento con respecto a los casi US$23.000 millones en remesas enviadas durante el mismo período de 2020, según datos de Banxico. A finales de 2020, México recibió una cantidad récord de US$40.000 millones de remesas provenientes de Estados Unidos, según datos del gobierno, pero este año se podría superar esa cantidad histórica.

Después de una pequeña disminución en las remesas enviadas de Estados Unidos a México en abril de 2020, un mes después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificara la crisis de salud de COVID-19 como una pandemia, los envíos experimentaron una recuperación, según Pew Research Center, grupo de expertos no partidista ubicado en Washington, D.C.

México tiene más emigrantes en Estados Unidos que cualquier otro país de América Latina. De hecho, el 97 por ciento de los “migrantes internacionales que nacieron en México viven en [Estados Unidos]”, según datos de las Naciones Unidas y el gobierno de Estados Unidos analizados por Pew Research Center.

Los grupos del crimen organizado de México han demostrado una gran capacidad de adaptación durante la crisis sanitaria mundial, y la cantidad récord de remesas enviadas al país desde Estados Unidos representa una clara oportunidad de lavado de dinero.

No hay duda de que los grupos criminales mexicanos han utilizado durante mucho tiempo las remesas enviadas a través de bancos estadounidenses para su beneficio. En 2017, por ejemplo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció que el sistema de monitoreo contra el lavado de dinero de Banamex USA (BUSA) “emitió más de 18.000 alertas que involucraban más de US$142 millones en transacciones de remesas potencialmente sospechosas” enviadas entre 2007 y 2012.

Los grupos del crimen organizado suelen utilizar esas transferencias para lavar dinero y ocultar el origen ilícito de los fondos. Sin embargo, BUSA “realizó menos de 10 investigaciones y presentó solo nueve” Informes de Actividad Sospechosa (Suspicious Activity Reports, SAR) durante ese tiempo; además, no presentó un solo informe sobre transacciones sospechosas de remesas entre 2010 y 2012, según fiscales estadounidenses

Recientemente, dados los obstáculos financieros provocados por la pandemia de COVID-19, los grupos criminales mexicanos han tenido que buscar diversas técnicas de lavado de dinero. Entre estas se encuentran las entregas masivas de efectivo a través de la frontera, “transferencias bancarias, cuentas comerciales ficticias y legítimas, cuentas embudo y depósitos estructurados con remitentes de dinero para mover dinero y así ocultar la ruta de los dineros ilícitos”, como se lee en la Evaluación Nacional de la Amenaza de Drogas 2020, de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).

Si bien los riesgos de lavar dinero en Estados Unidos son relativamente bajos en el contexto mundial, el Índice Antilavado de Dinero 2020, del Instituto de Basilea sobre la Gobernanza, indica que las remesas seguirán siendo una herramienta clave de lavado de dinero para los grupos criminales mexicanos mientras los bancos estadounidenses no logren aumentar los controles.