08/Sep/2024
Editoriales

Blue y la viuda Ari

Quizás para ti, amigo lector, estos simples nombres no signifiquen mucho, pero déjame contarte que para mí fueron y son muy importantes. Hace 11 y 8 años decidí tenerlos conmigo. Los vi nacer, crecer y lamentablemente vi morir hace poco a uno de ellos. Ambos eran diferentes: Ari, cariñosa, sumisa y bella; Blue, todo un barón, celoso, valiente y cortés. Ambos con ojos azules y un manto rojizo, blanco y negro. Son dos Huskys Siberianos que con el tiempo me brindaron comprensión y cariño. En horas inciertas me dieron esperanza, y en horas felices se unieron conmigo como uno solo. Estoy seguro de que desde sus sueños perrunos velan por mi futuro.

 Investigaciones demuestran que la interacción con animales, especialmente los perros, aumenta los niveles de oxitocina en los seres humanos, reduciendo el estrés y la ansiedad. De hecho, solo mirar o acariciar a un perro puede provocar la liberación de esa hormona y calmarte.

 Hace más de un mes, lamentablemente Blue comenzó a flaquear. Llegó el momento en que una mañana no pudo levantarse; sus fuerzas desaparecieron y al arrastrarse se quejaba en demasía. De urgencia, lo llevé al veterinario, quien al auscultarlo detectó una enfermedad degenerativa muy avanzada. Me dijo que no había nada que hacer. Al principio me sentí culpable por no haber hecho más por él. Como buen mortal, confieso que lloré y el duelo, con el paso de los meses, ha ido menguando. La tragedia personal con Blue me recordó las palabras del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, quien afirmó que la existencia es sufrimiento, y también que la contemplación estética de las cosas y los hechos del mundo nos proporciona un estado de beatitud.

 Por lo pronto: Nada se compara con la alegría de volver a casa y encontrar a un compañero leal. Estoy convencido de que el amor incondicional de una mascota nos brinda más que compañía. Hasta el día de hoy estoy seguro de que traté a Blue como parte de la familia. Nunca lo abandoné, le di techo y alimentación, entre otras cosas, porque mi compromiso con él siempre fue leal. Y lo más importante, siempre le brindé mi solidaridad y mi corazón. Hoy en día, mis amigos y yo tratamos de consolar a la viuda Ari en un entorno familiar lleno de afecto, comprensión y conexión espiritual.


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