Septiembre 20 de 1846: se empaña la conmemoración del 250 aniversario de fundación de la Ciudad de Monterrey con la certidumbre de que pronto iniciaría el enfrentamiento militar por el asedio del ejército invasor norteamericano que se aprestaba para la lucha. Desde el día anterior se tenían noticias de que las tropas a cargo del general Zachary Taylor estaban prestas para la escalada violenta. Como se trataba de la capital del Departamento de Nuevo León (figura que sustituía a la del Estado de Nuevo León, según la República centralista de Santa Anna), había mucha tensión de cómo se desarrollaría la batalla, pues sería la primera ciudad importante de esa magnitud que Taylor tomaría. En vez de enfrentar al enemigo a campo abierto, el jefe de la defensa Pedro de Ampudia decidió enfrentar al enemigo en plena Ciudad -con los riesgos lógicos para la población civil-. En Monterrey se estaban aún estableciendo las fortificaciones, toda vez que el desastre político nacional había hecho de las suyas en el nivel de los mandos políticos locales. En el oriente estaba listo para la defensa, el Fortín de la Tenería, reforzado por el Fortín del Diablo, que estaba a un par de cuadras del primero. El Fortín del Hospital, a un lado del río Santa Catarina. Otro en el puente de La Purísima, otro más al norte en La Ciudadela, otro en la Loma del Obispado, y algunas otras instalaciones. Ese fue el teatro de guerra donde se celebró la Batalla de Monterrey…
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