Editoriales

Adolf Hitler

En 1933 el grupo político – militar de los nazis encabezado por Adolf Hitler llegó al poder en Alemania y para empezar, todos los judíos fueron expulsados del servicio civil. Para 1935 las leyes de Nuremberg ya les habían cancelado sus derechos civiles, y por conducto de Heinrich Himmler, se inició un programa con el objetivo de obtener una “raza de amos arios”.

Así comenzó el calvario de los judíos, y en septiembre de 1939 Alemania invadió Polonia, iniciándose la Segunda Guerra mundial, ya con planes de exterminio de la raza judía, pues a los que no asesinaron fueron obligados a confinarse en los famosos guetos. Aquí se entra en una etapa de indecisión, pues en 1940 el gobierno francés colaboracionista de Vichy toma medidas anti judías, dado que no estaba claro el objetivo de Hitler.

Y más porque al año siguiente Alemania invadió a la URSS, que era un villano para algunas naciones europeas, así que, la matanza de poblaciones judías soviéticas no eran “muy mal vistas” en algunas naciones de Europa. Nada más en dos días, los nazis masacraron a 37 mil 771 judíos en Babi Ya, Ucrania (1941).  Entre abril y mayo de 1943 hubo una revuelta en el gueto judíos de Varsovia con un saldo de 60 mil muertes.

Para 1944 Alemania había ocupado Hungría, pero ya para 1945 la guerra comienza a tomar visos de victoria a favor de los aliados y las tropas soviéticas alcanzan a liberar en Auschwitz a 3 mil prisioneros vivos; cuando ya habían asesinado a un millón de judíos en ese sitio. Para abril de ese año, los norteamericanos liberaron el otro campo de concentración grande: Dachau. La narrativa de la guerra es común, pero del genocidio se habla poco. Los juicios de Nuremberg, el secuestro de Adolf Eichmann por parte de agentes israelíes para ser juzgado en Jerusalén y ejecutado en 1962, así como la persecución de los jefes nazis sobrevivientes siempre ha sido un tema menor. Qué grave es que un grupo faccioso tome el poder de una nación y más si es dirigido por un mesiánico perverso como Adolf Hitler.