Un joven inventó una butaca para teatro que economizaba espacios mediante ingeniosos dispositivos. Un amigo bien relacionado para ayudarle lo invitó a cenar junto a los veinte millonarios de la ciudad para ver si alguno se interesaría en apoyar su invento.
Durante la cena, el joven fue elocuente y demostró que en un teatro normal, se podía ahorrar 600 butacas con su invento.
Todos se entusiasmaron y mostraron sus ansias de convertirlo en millonario.
Pero el joven, se chifló y siguió explicándoles que ese invento suyo, multiplicado por todas las salas del mundo, las iglesias y los parlamentos significarían una utilidad de miles de millones de dólares.
Habló y habló por una hora y en contraparte les explicó también los efectos morales y religiosos que tendría ese invento, como para compensarles el dinero que le darían para financiarlo.
Los invitados se fueron retirando en forma discreta uno a uno, dejando solo y marcado de por vida al joven inventor que dio “feria de más”.
Cuento de Oscar Wilde, versión libre mía.