EL CAIRO — En un rincón remoto del norte de Yemen, lo único que tienen para comer muchas familias con niños famélicos son las hojas de una vid local, que hierven para crear una pasta verde y amarga. Las agencias humanitarias internacionales han quedado asombradas ante la magnitud del sufrimiento, con padres e hijos consumiéndose por igual.
Durante una reciente visita de The Associated Press, el principal centro de salud en el distrito de Aslam estaba lleno de niños raquíticos y con los ojos hinchados. Algunos pequeños eran colocados en un recipiente de plástico improvisado para pesarlos. Tenían la piel seca y sus extremidades tenían un grosor no mucho mayor al de un lápiz. Las enfermeras midieron sus antebrazos, cuyo diámetro no pasaba de unos cuantos centímetros, evidencia del peor tipo de desnutrición.
En lo que va del año se ha confirmado la muerte de por lo menos 20 niños debido a la desnutrición en este distrito de Yemen, pero lo más probable es que la cifra real sea mucho mayor debido a que muchas familias no registran las defunciones de sus pequeños.
En una aldea cercana, una bebé de 7 meses llamada Zahra lloraba y extendía sus deditos adelgazados hacia su madre para que le diera algo de comer. La madre también sufre de inanición y ni siquiera podía amamantarla. Tampoco tiene dinero para comprar leche.
“Desde que nació, no he podido ni comprarle leche ni comprarle medicina”, dijo la madre.
Zahra estuvo recientemente en el centro asistencial. Ahora está en casa, pero debido a la falta de alimento, es poco probable que sobreviva mucho tiempo. Los padres no tienen el dinero para contratar un vehículo que la lleve de vuelta a la clínica.
Si no llegan a tiempo, la bebé morirá, advierte Mekkiya Mahdi, director de la clínica.
“Estamos en el siglo 21, pero esto es lo que nos hizo la guerra”, dijo Mahdi, quien visita las aldeas de Aslam y, después de ver a la gente sobrevivir de pasta de hoja, “voy a casa y pongo comida en mi boca”.
La cada vez peor hambruna en Aslam es señal de los vacíos en el sistema humanitario internacional que ya está saturado y bajo presión de las autoridades locales. Sin embargo, el apoyo externo es lo único que evita una muerte generalizada por inanición en Yemen. Las condiciones en el distrito también pueden ser un indicador de que se están volviendo realidad las advertencias de los empleados humanitarios: ante la guerra interminable, la propagación de la hambruna supera los esfuerzos por mantener viva a la gente.
Cuando AP se acercó con preguntas sobre la situación en Aslam, las agencias de la ONU expresaron alarma y sorpresa. En respuesta a las preguntas de la AP, los grupos internacionales y locales lanzaron una investigación para ver por qué la comida no llegaba a las familias que la necesitaban más, dijo un alto funcionario humanitario.
Como respuesta y en lo que se desarrolla la investigación, dijo el funcionario, las agencias humanitarias envían más de 10.000 canastas con alimentos al distrito y la doctora Meritxell Relano, representante de UNICEF, dijo que la organización ha aumentado sus vehículos ahí de tres a cuatro para ofrecer transportación a centros de salud. El funcionario habló bajo condición de anonimato debido a los temas delicados involucrados en la operación en un país devastado por la guerra.
En los primeros seis meses del año, la provincia de Hajjah, donde está Aslam, registró 17.000 casos de desnutrición severa, más que en cualquier otro año de los que se tienen registro, dijo Walid al-Shamshan, director de la sección de nutrición del Ministerio de Salud en la provincia.
Los niños desnutridos que son atendidos, con frecuencia regresan a las aldeas sin comida y con agua contaminada. Luego vuelven a las clínicas en condiciones aún peores, si es que regresan.
“Las muertes suceden en aldeas remotas en donde la gente no puede llegar a las unidades de salud”, dijo al-Shamshan. “Es un deterioro constante y escalofriante”