Obviamente, si la entrevista que el actor norteamericano Sean Penn le hizo a Joaquín Guzmán Loera "el Chapo Guzmán", hubiese salido a la luz este sábado por la noche sin que el narcotraficante hubiese sido detenido como ocurrió un día antes, el gobierno de México se cimbraría y, en cualquier parte del mundo, un gobierno cuestionado de esa forma por su ineficacia, hubiera caído.
Quizá en México no hubiera ocurrido eso pero el impacto de la publicación de la entrevista en la revista The Rolling Stone hubiera sido ese, el de un golpe capaz de derribar a un gobierno. Por lo tanto, podemos suponer que el gobierno de México tenía localizado a al menos ubicado a el líder del cartel de Sinaloa y que decidió aprehenderlo para evitar el impacto de esa entrevista. Así de simple. La pregunta es ¿y porque no lo había detenido antes? ¿Qué fuerzas o intereses le dan protección al jefe del cartel de Sinaloa contra su propio gobierno? Al hacernos estas preguntas debemos mirar o recodar cosas como lo que la revista Forbes ha dicho del Chapo; Que es uno de los hombres más ricos del mundo, lo cual en México significa estar a la altura de un Slim de un Bailleres, de un Garza Laguera o de un Larrea.
Es decir, el Chapo Guzmán forma parte de ese pequeño grupo de figuras que "realmente mandan en México". No es un delincuente cualquiera, es un magnate con un enorme poder financiero. Los bancos como HSBC lo miman y quieren tener sus recursos y liquidez dentro de sus arcas y operaciones. Así que no nos extrañemos de todo lo que ocurre. Todo es resultado del llamado "modelo económico". Uno que privilegia la actividad especulativa, la acumulación de dinero, por encima de la actividad productiva y de la construcción de una nación.