12/May/2024
Editoriales

La crítica es implacable

Los funcionarios públicos se quejan de que sus críticos no los dejan en paz. Los artistas famosos se molestan porque en todas partes hay ‘paparazzis’ que mueren por fotografiarlos en situaciones incómodas. Los deportistas exitosos sudan la gota gorda para hacer una vida normal, con sus familias, porque la fanaticada los persigue para tomarse una ‘selfi’ con ellos.

 La crítica es el impuesto que deben pagar los famosos, pues nada es gratis en esta vida. 

 Pero lo malo es que todos estamos expuestos a ella y más ahora que existen las llamadas redes sociales, pues mucha gente ya se envició disfrutando del chisme y si está salpicado de envidia, o rencor, les sabe mucho mejor.   

  Aunque debemos reconocer que este gusto por la crítica no es nuevo ni monopolio de la gente encumbrada, y para ilustrarlo le contaré una parábola antigua:

 Un anciano y su hijo salieron de viaje en el tradicional medio de transporte de la humanidad cuando se es pobre: en un burro. 

 El padre, dándole preferencia a la comodidad del hijo, prefirió caminar y que su vástago viajara montando el burro. 

 Pero al pasar por el primer pobladito, oyeron que la gente decía: _ese joven está mal, no respeta a sus mayores. Mientras él monta el burro, su padre camina a pie.

 Al salir del pueblo, el hijo estaba muy avergonzado, así que le planteó al padre un cambio de los papeles, esto es, que el anciano montara el burro y que él iría a pie.

 Así lo hicieron, sólo que una pareja que iba por ese mismo rumbo los vio y dijo: Este pobre muchacho tiene que ir caminando mientras su padre cabalga.

 Por tanto, el padre, ya molesto, le propuso al hijo de que lo mejor sería que ambos caminaran, y así nadie se quejaría.

 Continuaron su viaje a pie ambos, pero al llegar a otro poblado, se cruzaron con otras personas que dijeron:_ Miren a esos tontos, ambos van caminando bajo el sol ardiente y ¡ninguno monta el burro!.

 

Cuento popular de corte internacional.