GINEBRA — El presidente estadounidense Donald Trump quiere hacer pedazos las normas vigentes del comercio mundial, de las cuales abusa China.
A medida que la disputa comercial se intensifica entre la principal potencia económica del mundo y el gigante asiático de rápido crecimiento que se esfuerza para tomar su lugar, Canadá y la Unión Europea trabajan para actualizar las leyes de comercio internacional, que no se han modificado desde el auge del internet.
La cuestión ahora es cómo arreglar la Organización Mundial del Comercio, que supervisa las reglas comerciales y resuelve disputas como parte de un orden mundial que Estados Unidos ayudó a crear luego de la Segunda Guerra Mundial para promover la paz y lograr que los países autoritarios se abrieran al comercio.
En su situación actual, la OMC está en camino a perder todo su poder para el próximo año si el gobierno del presidente Trump continúa negándole su apoyo debido a sus denuncias de que China ha roto las reglas.
Las consecuencias podrían ser graves. Las disputas comerciales, como el enfrentamiento entre los fabricantes de aviones Boeing y Airbus, podrían no resolverse, lo que atentaría contra el sistema de comercio mundial. Los gobiernos se sentirían empoderados para cambiar sus políticas comerciales a su antojo, creando incertidumbre para las compañías mientras tratan de planear inversiones y acuerdos comerciales en distintas partes del mundo.
Canadá recibirá a los ministros de la UE y de otros 12 países en Ottawa el miércoles y jueves para discutir una reforma a la OMC. Los canadienses aseveraron que quieren una reunión de “gente con ideas afines”, y no invitaron a Estados Unidos.
La UE, que trabaja de manera bilateral con China, ofreció propuestas el mes pasado sobre cómo se podría cambiar al órgano comercial.
“Consideramos que ya es tiempo de tomar medidas”, comentó Marc Vanheukelen, embajador del bloque ante la OMC, ante un panel de discusión en Ginebra hace unas semanas. “Ahora necesitamos presentar propuestas y comenzar a negociar”.
Estados Unidos se ha apartado durante el proceso. Tras plantear sus quejas sobre temas como subsidios estatales para las compañías chinas o la falta de transparencia de Beijing en relación con sus reglas domésticas para los negocios, se distanció mientras el resto trabajaban para llegar a un consenso.
“Sé que la UE tiene su documento y que Canadá y otros países trabajan en propuestas”, manifestó Dennis Shea, embajador estadounidense ante la OMC. “Si esas propuestas llegan a Ginebra, las revisaremos”.
Sin embargo, la reforma será una tarea difícil dado que la OMC funciona por consenso y los 164 miembros tendrán que estar de acuerdo.