17/May/2024
Editoriales

El Primer Belén: Navidad de 1223

Francisco de Asís, en la temporada navideña de 1223, estaba en peligro de subsistencia no sólo él sino también sus religiosos. Sin embargo, su fe era inquebrantable y siempre recibía señales divinas de ayuda. El señor feudal de Greccio, convertido tras la predicación del santo, les invitó a celebrar esas festividades en su feudo. Francisco pensó celebrar la Navidad en unas grutas de la montaña, así que le pidió a su amigo que reprodujese en una de ellas el nacimiento de Jesús tal como lo imaginase, con la mula y el buey, en un escenario de sencillez y pobreza semejante al que había en donde llegó al mundo el Hijo de Dios.

Y así se hizo, pero al saberse del proyecto, comenzó a llegar de varios pueblos del feudo gente cantando y portando cirios como si se tratara del nacimiento real de Jesús. Se celebró la misa y San Francisco predicó con la dulzura característica que describen las crónicas de la época. En ese momento se había creado el Primer Belén de la historia. Y muchos siglos después sigue viva esa tradición. En España y en muchas otras naciones, traída por reyes italianos, se ponen en Iglesias y casas un Belén cuando se acerca la Navidad. Desde luego que también hay la escenificación de los llamados Belenes vivientes, donde las figuras son sustituidas por personas que representan a San José, la Virgen y el Niño, así como los pastores o los Reyes Magos. En muchos municipios de México se hacen festividades con desfiles alegóricos en donde las figuras centrales son Belenes actuados por vecinos que gustosos representan a las sagradas figuras bíblicas. En lo personal, nunca olvidaré un Belén hecho de grandes figuras de barro horneado que compré en Tlaquepaque; era una obra de arte, más que de artesanía, que daba a la casa un donaire especial; lástima que duró pocas navidades.