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Artesano chiapaneco, creador de piezas para el Papa Francisco

Chiapa de Corzo, Chis.-  Lo que para algunos es un trozo de madera, para el artesano Rosel González Montoya es una oportunidad de crear una pieza única con un toque mí­stico, como la que recibió el Papa Francisco en el Vaticano, el pasado mes de diciembre.

En su taller en esta ciudad, ubicado al margen del rí­o Grijalva, el maestro que labró la imagen de la Virgen de Guadalupe que fue entregada al jerarca católico, exhibe diversas obras que tienen un pecio de los 250 a los 60 mil pesos.

El artesano se distingue por su gran producción, desde un grabado anatómico hasta la popular, tanto en madera de cedro, guanacastle, caoba, hormiguillo, cupapé y nanguipo, como en ámbar.

González Montoya, de 44 años de edad, comenzó el tallado en madera a los 9 años. Su maestro fue su hermano mayor, José Alberto, quien comenzó a los 7 años y hoy son referente entre la comunidad de artesanos.

En entrevista, González Montoya explicó que elabora las imágenes que la gente le solicita y citó que recientemente tuvo la suerte de labrar la imagen de la Virgen de Guadalupe que entregó al Sumo Pontí­fice.

Junto con amigos artesanos, dijo que en su taller crearon en alto relieve siete piezas para el nacimiento del Niño Dios en Roma, que fueron Jesús, José, Marí­a, los tres Reyes Magos y el Nacimiento.

Comentó que actualmente trabaja en un Quijote de un metro con 60 centí­metros, que enviará al Distrito Federal; un David y Goliat, que entregará en Chiapa de Corzo, y una imagen de San Sebastián de un metro de altura, también para esta ciudad.

El artesano destacó que cada vez es más conocido el trabajo artesanal de Chiapa de Corzo, tras la declaratoria en febrero del 2009 de la Fiesta de los Parachicos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Al hacer un recuento, mencionó que además elaboró un Cristo de dos metros y medio para un altar de un templo en el municipio de Chilón y a San Juan Nepomuceno para una iglesia en Palenque.

Refirió que las máscaras de Parachico tanto barbadas, como las tradicionales, tienen mucha demanda, y las usan los danzantes que corren las calles de la ciudad durante la Fiesta de Enero, del 8 al 24.

El artesano, que exhibe la cara de Pakal tallado en madera de una sola pieza y de dos piezas, aseguró que disfruta su trabajo y que cuando labra el material, se acompaña con música tradicional o la danza de los Parachicos.

Para este gran trabajo, expuso que durante el año recolecta madera muerta, tiene piezas desde hace 10 años; incluso, amigos y vecinos le avisan que han localizado trozos o que han caí­do árboles en los rí­os.

En su taller hay formones de todos los tamaños, formas y medidas, gubias, pata de cabra, machetes, achuelas, serruchos y motosierra, y hoy se dice listo para entregar nuevas imágenes al Papa Francisco en su visita a Chiapas en febrero próximo.

En Chiapa de Corzo, los artesanos están preparados para producir sus mejores creaciones que podrí­an obsequiar al Papa Francisco en su próxima visita que hará a San Cristóbal de las Casas y Tuxtla Gutiérrez, el 15 de febrero.

González Montoya señaló que le gustarí­a obsequiar al Santo Padre una imagen de un parachico o de una chiapaneca.

La chiapaneca es una indumentaria tradicional que tiene su origen en esta ciudad, localizada en una de las márgenes del caudaloso rí­o Grijalva. Es, dijo, un traje tí­pico de la región, que usan mujeres de todas las edades durante las fiestas patronales de enero.

El vistoso y hermoso traje se compone de dos piezas, una blusa a base de tela conocida como satí­n con escote semicircular, que se confecciona adornada con un vuelo de tul, un bordado con flores en forma de petatillo a base de hilos de seda de colores.

Mientras tanto, la falda es también de satí­n, el fondo es de color negro, al igual que la blusa. La falda ha de ser larga y muy amplia, de manera que sea muy cómoda para la mujer que danza, la mujer que lo porta luce bella y exhibe la sabidurí­a de los artesanos que la confeccionan durante tres meses.

En tanto que el parachico es un danzante de la región que viste un traje compuesto por una montera de ixtle, máscara tallada en madera, un chinchí­n o sonaja, un látigo, fruta, banda, chalina, sarape y listones.

En este municipio existen varios talleres de talla en madera, se localizan a escasos metros de la plaza central, cerca de la pila estilo mudéjar, de la milenaria ceiba o pochota, de los talleres fabricantes de la máscara de parachico tallada en madera y de los locales para la elaboración del vestido de la chiapaneca.

Son muchas las piezas artesanales que se podrí­an obsequiar al Papa, comentó Rosel González, y él si pudiera tener la oportunidad cuenta que le entregarí­a la figura de un parachico y una chiapaneca, de

entre 40 y 50 centí­metros.

Ello, expuso, debido a que se trata de una artesaní­a muy local, regional, pero que está posicionada a nivel mundial.