El excepcional y excéntrico pintor figuerense Salvador Dalí, que era famoso por su peculiar estilo en la plástica e insólitos desplantes, en cierta ocasión fue invitado y asistió a una cena en Madrid.
Para su incomodidad le tocó sentarse a su lado una señora que no dejaba de preguntarle cosas relacionadas con los genios y cerebros privilegiados.
_Señor Dalí, le preguntó de pronto, ¿Cómo puede saberse si alguien tiene un cerebro privilegiado?
_Bueno, señora, eso no es tan difícil como parece. Si ese alguien ha nacido en Figueras y se llama Dalí… ahí lo tiene, ¡seguro que es un genio!
El artista pudo degustar tranquilo y en silencio su cena.