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¿Será permanente disminución de cruces ilegales de frontera?

Texas - Apenas cinco personas cenaban una noche reciente en una iglesia de Texas que en la que se asiste a migrantes que acaban de cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. El año pasado, cualquier noche se podí­an encontrar hasta un centenar de migrantes en la iglesia.

Los recién llegados cuentan que mucha gente en sus paí­ses se queda por temor a la retórica del presidente Donald Trump en torno a la inmigración ilegal, prefiriendo esperar a ver qué pasa con sus polí­ticas de mano dura.

"Hay madres que oyeron decir que Trump podrí­a modificar las leyes y expulsar a los padres, permitiendo que sus hijos se queden aquí­", expresó José González, un salvadoreño de 29 años con dos hijos. "Eso disuade a mucha gente de venir".

En los primeros meses del nuevo gobierno ha habido un marcado descenso en la cantidad de gente detenida por las autoridades en la frontera con México, lo que hace pensar que el "efecto Trump" hace que pocos se animen a venir sin papeles.

Menos de 12.500 personas fueron pilladas en la frontera sur en marzo, la cifra más baja en al menos 17 años y el segundo mes seguido en que las detenciones merman. El secretario de seguridad nacional John Kelly declaró ante una comisión del Senado que esa declinación "no es accidental" sino más bien un producto de las polí­ticas de Trump.

Pero las personas que trabajan en los refugios para migrantes y expertos en el tema dicen que deberán pasar varios meses para comprobar si ese descenso es algo duradero, advirtiendo que las cifras podrí­an aumentar con la misma velocidad con que descendieron.

Las promesas de Trump de aumentar las deportaciones y de construir un muro en la frontera fueron ampliamente diseminadas en América Central, según tres migrantes que llegaron hace poco a Texas y hablaron con la Associated Press. Kelly también dijo el mes pasado que se podrí­a separar a padres e hijos que ingresan ilegalmente con el fin de disuadirlos de que no vengan.

Por años, decenas de miles de personas ingresaron mensualmente a Estados Unidos sin visa por la frontera sur. En años recientes aumentó el tráfico de personas provenientes de tres paí­ses centroamericanos azotados por la violencia de las pandillas y por la pobreza: Honduras, El Salvador y Guatemala.

El gobierno previo de Barack Obama también publicitó las deportaciones y trató de disuadir a los centroamericanos de que se encaminasen hacia el norte, especialmente durante la ola de familias y niños que viajaban solos que hubo en el 2014. Los arrestos también disminuyeron durante su gestión, pero luego volvieron a subir.

Algunos opinan que el verdadero "efecto Trump" fue hacer que mucha gente adelantase su viaje para ingresar a Estados Unidos antes de que él asumiese. Las detenciones aumentaron un tercio en octubre, noviembre y diciembre en comparación con el mismo perí­odo en el 2015, para después bajar este año.

"La elección, combinada con la posibilidad del muro y todo lo que iba a pasar, los alentó a que viniesen antes", afirmó la monja Norma Pimentel, directora ejecutiva de las Catholic Charities del Valle del Rí­o Bravo, que administra el refugio de la Iglesia Católica del Sagrado Corazón en la localidad fronteriza de McAllen.

A lo largo de su campaña Trump la emprendió contra la inmigración ilegal y acusó a los inmigrantes de ser delincuentes y violadores. Prometió construir un muro a lo largo de la frontera y deportar a los inmigrantes sin permiso de residencia. Su gobierno está recibiendo propuestas de empresas interesadas en construir el muro y ha pedido fondos para más jueces de inmigración y más agentes para la Patrulla de Fronteras.

La mayorí­a de los entendidos admite que los comentarios de Trump afectaron el tráfico de migrantes. Cuatro refugios a lo largo de la frontera con Texas por los que pasan la mayor parte de los migrantes que ingresan ilegalmente al paí­s dicen que ven mucha menos gente que el año pasado. Por "La 72", un refugio cerca de la frontera entre México y Guatemala, en febrero y marzo pasaron la mitad de los migrantes recibidos en el mismo perí­odo del 2016, lo que hace pensar que menos gente parte de América Central.

Se dice que los "coyotes" que operan en zonas de México dominadas por los carteles de las drogas aprovecharon las elecciones en Estados Unidos para urgir a los migrantes a que cruzasen pronto. Circulaba el rumor de que, en caso de que ganase la demócrata Hillary Clinton, convení­a estar en el paí­s para ser cobijados por cualquier medida que pudiese aprobar a favor de los extranjeros sin papeles. Y si ganaba Trump, les convení­a venir antes de la construcción de un muro.

La alta demanda permitió a los coyotes cobrar más por sus servicios, según Guadalupe Correa Cabrera, profesor de la University of Texas-Rio Grande Valley.

Expertos dicen que quieren ver si la cantidad de migrantes se mantiene baja durante los meses de verano, en que la migración generalmente aumenta.

"Si las cosas empeoran en sus paí­ses, y la situación con las pandillas no mejor, habrá que ver si vienen", expresó Pimentel.

González dijo que se fue de El Salvador por temor a las pandillas y por la constante amenaza de ser asaltado o agredido. Familiares suyos le prestaron 15.000 dólares para contratar un coyote que lo trajo junto a sus hijos de ocho y diez años. Viajaron en autobuses y en un camión por México antes de cruzar el rí­o Bravo. La travesí­a duró un mes.

Sentado en el Sagrado Corazón el mes pasado, González y sus hijos tomaron una sopa y esperaron un autobús que los llevarí­a a California, donde los esperaban familiares.

Dice que, incluso si es deportado, espera que sus hijos puedan quedarse e ir a la escuela, mientras él trata de regresar.

"Uno está consciente de los riesgos que corre", afirmó el salvadoreño. "Pero son riesgos que corres por el bien de tu familia".