03/May/2024
Editoriales

El PRI, un viejo noventón

Estamos en la primera semana de las campañas federales, los discursos suben de tono, los candidatos hablan, hablan y hasta parecen saberlo todo… algunos apuestan y se apoyan en supuestas encuestas, en corazonadas, o en solo buenos deseos… los especuleros especulan, cada quien y cada cual sostiene múltiples lecturas e interpretaciones desde que nace hasta que muere el día, hoy es 4 de marzo de 2024, y al cumplirse 95, yo solo les comparto esta sencilla historia…

  Es una historia muy simple, había un anciano, de más de noventa años (noventa y cinco para ser exactos), que muchos pensaban decrépito y acabado, “está muerto y no se ha dado cuenta” decían algunos y otros simplemente auguraban su muy próximo final… un día el viejo calló (pero no cayó), dejó la estridencia de otros tiempos y asumió su vigente realidad, la falta de energía y suministro la suplió con la experiencia acumulada y la vieja enseñanza de que solo el esfuerzo constante y la cercanía con la gente rinde frutos a lo largo…

  Si alguien conocía su entorno era él, mientras otros apelaban a su juventud (lo nuevo) o su supuesta madurez, olvidaron –o renegaron- de su origen y se creyeron sus propios pregones… Solo aquel anciano sabía que era él, solo él, raíz y tronco de un sistema que muchos han hablado de renovar o de enterrar, pero no lo han hecho y ahí está, enhiesto, firme, dando nuevas lecciones cotidianamente.

  El objetivo de los otros actores era que el anciano por fin cediera y feneciera y en vano esperaron que el tiempo hiciera esa función, no fue así y como en la vieja leyenda de la lucha de Luis por el amor de Inés, el viejo pudo otra vez decir: “los muertos que vos mataís, gozan de cabal salud”.

  Y ahí está, otra vez con su renovado espíritu y su experiencia larga, larga, afrontando, enfrentando, un nuevo reto… mientras el coro de adversarios busca, escrudiña, hurga, sin encontrar una respuesta cierta: si el anciano tiene pacto diabólico, si como diablo sabe más por viejo, si son sus últimos estertores como ya se decía hace 50 años… 

  El viejo, sabe que estos no son tiempos para el análisis y menos para la especulación… sabe que hoy es tiempo de labor y prosa… que aún quedan días de trabajo constante y de quehacer fecundo… “ya recogeremos la cosecha en el siguiente verano” suele decir… allá nos vemos… Volveremos…

    Enhorabuena por este 95 aniversario...



Monterrey, marzo 4 de 2024