KIEV, Ucrania — El presidente de Ucrania pidió a la OTAN que despliegue buques en el Mar de Azov ante el enfrentamiento con Rusia. El Kremlin calificó las palabras de Petro Poroshenko de provocación dirigida a avivar aún más las tensiones.
El mandatario realizó el llamado en una entrevista con el diario alemán Bild publicada el jueves, señalando que “Alemania es uno de nuestros aliados más cercanos y esperamos que los estados de la OTAN estén listos para reubicar buques de la Armada en el Mar de Azov para ayudar a Ucrania y proporcionar seguridad”.
En la confrontación del domingo, guardias costeros rusos dispararon y capturaron tres buques ucranianos que intentaban pasar del Mar Negro al de Azov a través del Estrecho de Kerch, ubicado entre el territorio continental ruso y la península de Crimea, que hasta su anexión por parte de Moscú en 2014, pertenecía a Ucrania.
La canciller de Alemania, Ángela Merkel, dijo que tenía previsto presionar al presidente de Rusia, Vladimir Putin, durante la cumbre del G20 en Argentina este fin de semana para la liberación de las embarcaciones y sus tripulantes. “Solo podemos resolver esto en conversaciones porque no hay solución militar para todos estos conflictos”, agregó.
Los funcionarios de la OTAN no respondieron de inmediato al pedido de Poroshenko. Pese a que el organismo condenó las acciones rusas es poco probable que los aliados atiendan la solicitud del mandatario, que podría desatar una confrontación con Rusia. Un tratado de 2003 entre Moscú y Kiev estipula que se necesita el acuerdo de los dos países costeros para que buques de guerra de cualquier otra nación puedan entrar al mar interior.
Poroshenko respondió al incidente ordenando la imposición de la ley marcial en gran parte del país, que entró en vigor el miércoles con el visto bueno del parlamento. Putin acusó a su homólogo ucraniano de provocar el incidente naval en un intento por aplicar la ley marcial para reforzar su popularidad frente a sus competidores antes de las elecciones de marzo.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, señaló que la petición de Poroshenko a la OTAN para el despliegue de buques militares en el Mar de Azov está “claramente dirigida a provocar más tensiones” y estuvo motivada por los “motivos electorales y de política nacional” del líder ucraniano.
Kiev insistió en que sus navíos operaban bajo las leyes marítimas internacionales, mientras que Rusia sostiene que no tenían permiso para navegar por la zona.
Ucrania dio a conocer lo que dijo era la ubicación exacta en la que sus barcos fueron atacados por Rusia, apuntando que probaría que se encontraban en aguas internacionales al oeste del estrecho de Kerch. Rusia, por su parte, insistió en que las embarcaciones estaban en sus aguas territoriales y que se negaron a comunicarse con la guardia costera rusa o a aceptar que un piloto ruso las guiase hasta el estrecho paso.
El episodio forma parte del prolongado conflicto entre los dos países vecinos, en el que Rusia se anexó la península ucraniana de Crimea en 2014 y apoyó a los separatistas en el este de Ucrania con envíos clandestinos de tropas y armas. Esos combates causaron la muerte de al menos 10.000 personas desde 2014, pero se han aliviado un poco gracias a la tregua de 2015.
El incidente naval fue el primer enfrentamiento directo entre los ejércitos ruso y ucraniano desde el colapso de la Unión Soviética en 1991 y avivó el miedo a un conflicto a mayor escala y provocó fuertes críticas de Estados Unidos y sus aliados al Kremlin.
En su entrevista con el Bild, Poroshenko presionó a Occidente para obtener respaldo militar directo.
“El presidente ruso Putin no quiere otra cosa que ocupar el mar”, dijo. “El único idioma que entiende es la unidad del mundo occidental”.
Por su parte, Putin criticó a Occidente por lo que describió como connivencia con la “provocación” de Kiev.