Cuando Mohamed Walo fue a hacer la compra por primera vez en un barrio controlado por el régimen en Alepo, no sospechaba que los soldados de un puesto militar se lo llevarían a un centro de entrenamiento del ejército sirio.
"En el puesto de control, me dijeron que formaba parte de los reservistas", cuenta este joven técnico de 35 años, con una chaqueta de cuero al hombro.
Era la primera vez que salía de su barrio de Hellok, que estuvo durante meses bajo control rebelde, para dirigirse al sector gubernamental de la ciudad.
Mientras el régimen de Bashar al Asad retoma uno a uno los barrios rebeldes del este de Alepo, el éxodo masivo de decenas de miles de civiles engrosa las filas del ejército, celebra el general Habib Safi, jefe de la Policía Militar en la segunda ciudad de Siria.
Walo sigue un entrenamiento riguroso junto a más de 200 hombres de todas las edades, en un centro de la Policía Militar situado en el oeste de la localidad. Tras su formación, comenzará el servicio militar o entrará en la reserva del ejército, a la que se recurre en tiempos de crisis.
Todos los presentes tienen algo en común: son originarios de los barrios orientales que el ejército ha reconquistado tras la ofensiva que lanzó a mediados de noviembre.
Estos reclutas son una bendición para un ejército que ha perdido a casi la mitad de sus 300.000 combatientes en más de cinco años de guerra, a causa de las muertes y las deserciones.
"Es evidente que el Ejército sirio no puede ser tan fuerte como antes (...) Tenemos tantos mártires, tantos soldados discapacitados", reconoció el presidente sirio, Bashar al Asad, el miércoles, en una entrevista para el canal ruso RT.
Unos 60.000 soldados sirios murieron desde el principio del conflicto, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos.
- 700 reclutas -
"La liberación de los barrios del este proporciona jóvenes al Ejército árabe sirio", afirma el general Safi, señalando orgulloso a los 220 reclutas que lo observan en el patio del centro militar.
Según él, el ejército reclutó "a cerca de 700 personas tras el inicio de los combates en el este de Alepo, y el número sigue aumentando".
Para obtener el permiso de entrar en los barrios del oeste de Alepo, los hombres deben someterse a estrictos controles de seguridad para demostrar que no son rebeldes, desertores o individuos huidos de la justicia.
Los elegidos pasan una semana en un centro de entrenamiento.
En Siria, los hombres de más de 18 años deben hacer un servicio militar de hasta dos años, antes de pasar automáticamente a la reserva.
Sin embargo existen exenciones para los hijos únicos, los minusválidos o quienes subvienen a las necesidades de sus familias.
La ONU se mostró preocupada días atrás por la supuesta desaparición de cientos de hombres que habían abandonado los barrios rebeldes rumbo a la zona progubernamental. Y una comisión de investigación de la ONU habló el miércoles de "reclutamientos forzosos".
- Visitas familiares -
Los reclutas con los que habló AFP, en presencia de los responsables de seguridad, aseguraron que se les trataba bien en el centro militar.
"Sabía que tenía que hacer el servicio militar, pero tenía miedo", dice el joven Mohamed Ali, de 19 años. "Pero cuando vi cómo nos trataban (a nuestra salida del este de Alepo), me entregué", cuenta.
"Nunca he tomado las armas (...) Vendía agua en una cisterna instalada en el techo de mi coche", dice.
Al exterior del centro militar, decenas de mujeres y niños esperan con impaciencia a que les dejen ver a sus familiares.
"No sabíamos que era reservista", lamenta Iftikhar Labad, de 45 años, que ha venido a ver su hijo Ahmad, detenido hace dos semanas cuando salía del barrio de Tariq el Bab.
"Que Dios lo proteja", suspira Labad, que lleva en brazos a su nieto, un bebé. "Si Dios quiere, la guerra terminará y volverán a casa con sus hijos".