El carisma de algunos personajes famosos de DC Comics no logra salvar a 'Suicide Squad' de una trama promedio y algunos clichés del cine de acción.
Algunas reseñas deben iniciarse por su final: Suicide Squad es mejor que Batman v Superman: Dawn of Justice, pero nunca alcanza la excelencia de las películas de superhéroes de Marvel Studios.
Como un estudiante de secundaria, al que sus compañeros instan a que se líe a golpes con otro a la salida de clases,Suicide Squad entra en el ruedo de las películas de acción sin tener claro dónde pegar primero.
Suicide Squad sabe cuáles son sus puntos fuertes -- personajes carismáticos, estrellas de cine, un alto presupuesto -- pero titubea sobre la historia que quiere contar.
Le ocurre lo mismo que el youtuber Nerdwriter señaló sobre Batman v Superman: Dawn of Justice(2016): es más un compendio de "momentos" espectaculares que de escenas relacionadas para crear, de manera progresiva, una historia que tenga sentido y culmine en un final satisfactorio.
La premisa de Suicide Squad, basada en la historieta de DC Comics de 1959, es atractiva: tras la muerte de Superman, el Gobierno estadounidense da luz verde a Amanda Waller (Viola Davis) para que forme una unidad especial integrada por súper villanos presos en la penitenciaría de Belle Reve con el objetivo de cumplir misiones muy peligrosas.
La película va directo al grano y se inicia con la introducción de los personajes principales que integrarán la llamada Task Force X: Deadshot (Will Smith), un asesino con la mejor puntería del mundo; Harley Quinn (Margot Robbie), la compañera desquiciada del Joker (Jared Leto); El Diablo (Jay Hernández), con el poder de crear fuego; Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje), un luchador con la fuerza y aspecto de un cocodrilo; Captain Boomerang (Jai Courtney), un ladrón australiano armado con bumeranes letales; Slipknot (Adam Beach), maestro en cuerdas; y Enchantress (Cara Delevingne), una arqueóloga poseída por un espíritu maligno de 6,000 años de antigí¼edad.
El director David Ayer (Fury) estructuró la película como un video musical, en el que cada personaje es introducido con una canción diferente. Si bien la idea pudo lucir original en el papel, pues a fin de cuentas Suicide Squad es una gran extravaganza pop, con personajes exagerados más grandes que la vida misma, el tono del filme luce fragmentado, sin dejarle claro al espectador que está viendo una única y misma historia.
Entre los puntos meritorios del filme están tres actores en particular: Will Smith, Margot Robbie y Viola Davis. Ellos son el corazón de la película y la causa de que Suicide Squad funcione como entretenimiento. Smith le da peso y sentido al personaje de Deadshot, lo convierte en el eje moral deSuicide Squad.
La Harley Quinn de Margot Robbie es carismática, un imán para el espectador y se erige en el verdadero comic relief del filme. Y Viola Davis luce tan amenazadora y manipuladora que constituye, sin pretenderlo, en la verdadera villana de la película. Su Amanda Waller merece una película propia solo para ella.
Llama la atención que siendo Suicide Squad una historieta con argumentos tan interesantes, en los que sus integrantes se traicionan y enfrentan enemigos del mundo real como carteles de la droga y terroristas, Suicide Squad -- la película -- haya recurrido a un villano tan poco interesante y cliché como el que muestra en pantalla.
En ocasiones parecía que se estaba viendo al villano de una comedia comoGhostbusters II o Teenage Mutant Ninja Turtle.
Ayer, un director que sabe filmar escenas de acción como lo demostró enFury (2014), firma la que quizás sea su película menos personal. Las escenas de acción carecen de sentido del espacio o lógica.
Son golpes y porrazos indistintos, que nunca hacen temer por la vida de los protagonistas, con coreografías de combate nada originales. Basta ver Deadpool y Captain America: Civil War, ambas de 2016, para ver peleas editadas con claridad y que exhiben la personalidad de cada superhéroe.
Suicide Squad tiene momentos que se disfrutan pero, al carecer de un guión más orgánico, escenas de acción mejor coreografiadas y un villano memorable, deja en el espectador la sensación de que pudo ser mejor.
Un dato final: vale la pena quedarse para ver los créditos finales, que son una maravilla de diseño, y esperar una escena adicional que se inserta en la mitad de los títulos.