En sistemas políticos como el nuestro, la evaluación de un gobernante se debe realizar cuando ya no lo sea, es decir, cuando tenga la calidad de ex gobernante.

 Porque las cosas de la vida pública son relativas. Así sucede con el concepto de heroicidad, pues los héroes de hoy pueden ser villanos mañana, y al revés, los villanos pueden ser elevados a las más altas categorías.

 Ejemplos sobran: Atila, rey de los hunos, quien gozaba de fama de salvaje, en realidad era muy culto, y se rodeaba de gente culta para que le ayudaran a aprender las culturas de las regiones que conquistaba. 

 Atila vivió una tragedia en su casamiento, cuando su esposa, una bella princesa germana, murió exactamente en la noche de bodas, y su estatus de gobernante autoritario y abusivo le impidió recibir condolencias. 

 Pero ya muerto Atila, a pesar de sus salvajes triunfos militares, es ahora un personaje histórico de gran respeto en Hungría. 

 Otro caso es el de Nicolás Maquiavelo, filósofo renacentista que formó el maquiavelismo, postulando una política sin escrúpulos. Fue un hombre temido como si fuera gobernante, sin serlo, pero luego de su muerte se le escruta como el primer teórico político e inventor del pluralismo en el discurso político.

 El mismísimo Hernán Cortés sigue siendo motivo de debate. Su actuación en la conquista de México es registrada en forma divergente dependiendo de qué lado se encuentre el observador o analista. Algunos lo consideran un monstruo debido a las salvajadas cometidas por sus soldados que hicieron que millones de indígenas murieran, aunque en realidad fue más por las enfermedades importadas por los europeos que por las armas españolas.

 Pero otros reconocen que Cortés terminó con los sacrificios humanos, y acabó con la supremacía azteca, algo que alegró a varias tribus sometidas por este salvaje imperio.

 Así que tal como pasó de héroe a villano, dependiendo de quien lo analice, mañana podría amanecer de héroe.

 Y lo mismo podemos decir de Ricardo III de Inglaterra, Lenin, Kirchner o Lula da Silva. Todos han sido héroes y villanos en determinada etapa de su vida, así que la evaluación histórica de López Obrador se iniciará en su ‘séptimo año’ de gobernante.