Editoriales

Desafiante

El 12 de septiembre de 1999, tres amigos tejanos estaban pescando en el lago Caddo cuando se desató una tormenta eléctrica. Todas las demás embarcaciones recularon rumbo a la costa, pero la de estos tres amigos, no. En lugar de eso, sólo en la parte trasera de su botecito de aluminio, uno de los tres amigos, abogado para más señas, se puso de pie, estiró sus brazos en forma de cruz y gritó desafiante: “Aquí estoy Dios, ¡dispara!”. Los otros dos amigos sobrevivieron al rayo sólo con quemaduras menores. 

 

Gregorio Doval