28/Jun/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

25 de junio de 1925: inicia el arzobispo de Monterrey José Juan de Jesús Herrera y Piña, los trabajos de reconstrucción del templo de El Roble, colapsado el 24 de octubre de 1905, cuando se derrumbó la hermosa cúpula diseñada por el arquitecto Alfred Giles. Herrera y Piña declaró que tenía confianza en que no faltarían recursos gracias a la generosidad de los regiomontanos. Sin embargo, los dineros no fluyeron como se esperaba porque se atravesó la Gran Depresión norteamericana de 1929 que tuvo serias repercusiones en la economía de Monterrey. Así que no fue sino hasta los años sesenta del siglo pasado, con el arzobispo Alfonso Espino y Silva, cuando el arquitecto Lisandro Peña encabezó un equipo de profesionistas que realizaron una obra de remodelación magistral, pues se tomó como modelo las basílicas romanas. La entrada principal de la actual Basílica de El Roble evoca el acceso monumental de la Acrópolis. Además, el Altar es de mármol y tiene una semejanza al de la Basílica de San Pedro, en Roma. 

 

  La torre de la Basílica mide 75 metros de alto, y en 1982 el alcalde de Monterrey, Pedro F. Quintanilla, promovió la adquisición y colocación de un reloj monumental similar al de la Iglesia de Santa María in Cosmedin en Roma. Hoy día, el Patronato de la Basílica de El Roble está preparando un nuevo proyecto para mejorar la bella edificación que da señorío al centro de la Ciudad, en el cruzamiento de las calles de Juárez -antes calle de El Roble- y la de 15 de Mayo.